Stephen King es un escritor prolífico dentro del género de terror. Tal es su éxito que, hoy en día, muchos de sus libros han sido adaptados tanto a la pantalla chica en formato de serie, como también al mundo del cine. En este caso, “Cementerio de animales” fue publicado en 1983 y fue la directora Mary Lambert quien se encargó de realizar el primer film basado en aquel libro, seis años después.
La mención a aquella película estrenada hace tres décadas no es innecesaria, ya que se observa a esta versión como un remake. Sin embargo, antes de ser eso, este largometraje es una adaptación de la novela homónima de King. En todo caso, el análisis debería girar en torno a si cada una respeta el libro y si esa fidelidad significa efectividad. Kevin Kolsch y Dennis Widmyer fueron, en esta ocasión, quienes se embarcaron en la misión de adaptar al gran maestro literario del terror con su versión propia de “Cementerio de animales”
Louis Creed (Jason Clarke) y Rachel (Amy Seimetz) se mudan con sus hijos Gage (Hugo Lavoie) y Ellie (Jeté Laurence) a una zona rural. Allí, las mujeres de la familia ven cómo un grupo de nenes llevaban a cabo un ritual para despedir a una mascota en un cementerio de animales detrás de su nueva casa. Ante este evento, la pareja decide consultarle a su vecino Jud (John Litgow) el significado de aquel territorio. Entonces, él le cuenta historias en relación con el cementerio de animales y con otra zona que era usada con la misma finalidad por los indios que habitaban ese lugar en el pasado. El hecho de haber conocido estos dos cementerios representará un cambio en la vida de la familia Creed.
El largometraje tiene algunos aspectos que hacen tambalear el muy buen clima de suspenso que logra generar. El desarrollo de la historia es más que fluido y ese es un punto a favor, pero quizás hay cuestiones que no ayudan a la misma: fallan algunos efectos especiales y hay ciertos cabos en la trama que terminan sueltos. Como producto final, el resultado del guion escrito por Matt Greenberg y Jeff Buhler está aprobado, pero prevalece la idea de que, sin embargo, pudo haber sido mejor. Igualmente, debe ser reconocida la modificación hecha a la historia original ya que es interesante en cuanto a las relaciones intrafamiliares: para evitar spoilers, recomiendo buscar cuál fue este cambio una vez vista la película.
La dirección de la dupla Kolsch – Widmyer se destaca, ya que pudieron llevar a cabo escenas frágiles en términos de terror, donde es fácil caer en lo bizarro. Ellos logran mantenerse en un terreno más que interesante evitando el abuso de la típica “fórmula del susto”, donde también pudieron mostrar con creces el derrumbe psicológico de los personajes.
“Cementerio de animales” es una película de terror más que interesante, donde el riesgo corrido por los escritores al modificar la historia original fue una gran decisión que, en consecuencia, forma la identidad del largometraje. A su vez, logra mantenerte al borde del asiento gracias al clima perturbador creado por su buena realización audiovisual, la correcta elección de la banda sonora y una muy buena performance de todo el elenco, particularmente de la joven Jeté Laurence, cuya imagen produce un deja vú a las gemelas de “El Resplandor”.