La muerte y la pérdida son los temas clave de esta muy buena adaptación de la novela de Stephen King. Pero lo que la coloca por encima de la media es menos el tema que el tono y el trabajo de sus actores, que en lugar de trabajar en función del “susto”, lo hacen para transmitir la enorme tristeza y desesperación que viven sus criaturas.
Es cierto que en última instancia (sobre)abundan las vueltas de tuerca, pero el impacto emocional, más allá del susto, perdura fuera del cine.