Dentro del mundo de las remakes, donde la gran mayoría son innecesarias, este estreno da gusto y sorprende.
Está bien decir que se encuentra por sobre la media de la gran cantidad de películas de terror que se estrenan, semana a semana, en nuestro país.
Asimismo, no hay nada nuevo, y los clichés y sobresaltos están a la orden del día, pero se encuentra todo muy bien ejecutado, y con un elenco muy sólido.
El film original de 1989 se convirtió en una suerte de clásico, incluso sin llegar a ser una de las obras más celebradas de Stephen King.
Vale aclarar que, en esa oportunidad, el autor estuvo involucrado en el guión y hasta hizo un cameo.
Había escenas fuertes, y todos nos acordamos del camión atropellando al chico, quien luego perseguía a sus padres con un bisturí (y una vocecita muy macabra).
Esta versión, arranca casi calcada a la original, pero luego ocurre algo que la separa y adquiere una suerte de identidad propia.
Obvio que la temática sigue siendo la misma, pero esta resulta más macabra y con un par de giros sorprendentes, sobre todo en el clímax.
Los directores Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, quienes ya vienen laburando en el terror en producciones menores, crean la atmosfera adecuada y llevan adelante, de manera muy digna, esta producción que recibirá obvias comparaciones.
Su mayor acierto es, sin dudas, el elenco. Donde destaco la gran labor de la niña Jeté Laurence, así como también a Jason Clarke y John Lithgow.
Justamente, una de las cosas en las cuales no envejeció bien la película original, es la manera en la cual están interpretados los papeles de estos últimos dos.
Se han convertido en memes (muy de nicho), con desconexión total hacia reacciones reales.
Obvio que es ficción, pero Clarke y Lithgow superan con creces a sus antecesores.
No puedo destacar más cosas (hay varias) porque entraría en el terreno del spoiler.
Cementerio de animales es una gran opción de terror para ver en el cine. Una remake que entra en la categoría de “excepción”.