No hay repelente que valga contra este nuevo adefesio fílmico que nos llega de Francia, cuna del cinéma d’auteur y las revoluciones burguesas. El triunfo de los burgueses es, en este caso, la “inconsolable tristeza” de acudir a una reunión social, la cena del título. El resultado, un empacho inevitable con tanto estereotipo francés y paisajes de belleza postal, sólo recomendable a aquellos con el estomago acostumbrado a digerir estas “sofisticadas comedias francesas”. La nada misma...