La cena de los hipócritas
Encuadrándose dentro del estilo de la comedia clásica francesa, Cena de amigos (Le Code a Changé, 2009) focaliza el eje del conflicto en las relaciones personales de un grupo de amigos y el modo hipócrita que tienen para relacionarse entre sí -siempre manteniendo el humor- sin descuidar el conflicto interno que reina sobre cada uno de los involucrados.
La historia se basa en la cena que mantienen un supuesto grupo de “amigos” en donde, aparentemente, todo estará más que bien. Aunque después todo cambiará al salir mundo exterior y la verdad no pueda disimularse y deban mostrarse tal cual son, sin mentiras, ni hipocresías. En síntesis, todos serán políticamente correctos, aunque nadie se soporte entre sí y deban poner su mejor cara. ¿Pero hasta cuando uno podrá interpretar al personaje sin que se le caiga la careta?
Daniêle Thompson (Besos para todos, 1999) ya había demostrado una gran ductilidad para el manejo de situaciones dramáticas pero llevadas a la comedia en sus anteriores trabajos. Lo mejor de nuestras vidas (Fauteuils d´orchestre, 2005) es un claro ejemplo de ello. Ahora vuelve sobre el tema de los lazos pero en este caso sobre la amistad y cómo todo va cambiando a medida que el tiempo transcurre y lo que hace un año era de una forma al siguiente se transforma en algo diferente.
Para ejemplificar los cambios ocurridos en las relaciones, la realizadora centra el eje de su relato en dos temporalidades cinematográficas alternadas entre sí. Un presente y un futuro que sucede justo un año después. En el presente vemos al supuesto grupo de amigos reunidos en una típica cena, en el futuro se verán los cambios surgidos y como las relaciones personales fueron mutando a raíz de esos cambios, aunque la mentira siempre rondará sobre cada uno de los involucrados, a pesar de renegar de ella.
Tanto la puesta en escena como la interpretación actoral está marcada desde lo sutil, todo lo que se ve será tan aparente como los sentimientos de los personajes. Para ello, la directora se rodeó de un grupo de grandes actores franceses entre los que se destacan la bellísima Emmanuelle Seigner, Danny Boon (Bienvenidos al país de la locura, 2008), Patrick Bruel y Christopher Thompson –coguionista del film e hijo de la realizadora-.
Cena de amigos mantiene durante sus más de 90 minutos la atracción del espectador a través de una historia inteligente, aunque nada tenga de novedoso, en donde la construcción de los personajes y la indagación interna sobre cada uno de ellos es lo que la hace interesante, gracias a la elaboración de un guión que coloca en primer plano los conflictos secundarios sobre lo que aparentemente es primordial. Sin duda, la comedia para empezar el 2010 cenando con amigos. ¿O alguien opina lo contrario?