Existen distintas maneras de afrontar una tragedia: una es recoger los vidrios rotos y seguir adelante, otra es superarla con incontables horas de terapia y otra es sencillamente no hacer nada y dejar que el tiempo pase. Es esta poco recomendable opción la que elige Dwight tras el asesinato de sus padres, evitando una clausura hasta el punto de abandonar su vida para dedicarla al vagabundeo. Sus razones nada tienen que ver con el ocio, sino con una necesidad de desprenderse de su historia personal, tratando de apartar a un lado el dolor ocasionado. Pero, se sabe, los cierres en la vida llegan aunque no los busquemos, y el pobre hombre tendrá que descubrirlo por las malas: cuando una oficial de la policía le comenta que Wade, el asesino de sus parientes, acaba de salir en libertad de la cárcel, su ya ajetreado mundo termina de venirse abajo. Y es aquí donde comienza una nueva historia. teñida de sangre y sed de venganza.
Jeremy Saulnier elige así una de las estructuras más conocidas del thriller, pero la aborda desde una simpleza extraordinariamente eficaz y, por ende, real. La violencia es cruda, brutal, sucia y no hace más que atraer más violencia. Sin ningún tipo de redención, el personaje principal se adentra en este oscuro mundo hasta convertirse
en lo mismo que lo destrozó. Lo sabe, así como también sabe que el ser consciente de ello no va a detenerlo.
Blue Ruin es uno de esos extraños exponentes de cine independiente que surgen casi por milagro (filmada con un presupuesto ridículo, interpretada por el mejor amigo del director) que funcionan no a pesar de sus limitaciones sino justamente gracias a ellas: el tono silencioso y parco refleja no sólo la psiquis del protagonista sino el verdadero horror de tomar la vida de un tercero, y la fotografía -por lo general en exteriores y natural- conincide con una sensación de agobio y miseria, aún cuando el sol golpea fuertemente el suelo del Estado de Virginia. Saulnier entrega una obra sencilla pero contundente que lo perfila como un nuevo realizador a ser tenido en cuenta.