Mi vecino es psicópata
Definitivamente con Cercana obsesión la irregular carrera de Rob Cohen en su rol de director se cayó estrepitosamente y tras este traspié le resultará sumamente trabajoso recuperar el aceptable nivel exhibido en películas como Corazón de dragón (1996) o Triple X (2002), por citar lo primero que se viene a la mente.
Qué decir entonces de Jennifer López en un rol de lo que en el cine porno se denomina Milf (mother i like to fu…), léase profesora de literatura ya madura que se obsesiona con un muchachito que se muda frente a su casa para ayudar a un pariente inválido y que rápidamente gana la confianza de ella y la amistad de su hijo adolescente de edad similar.
Hasta aquí el argumento ridículo sólo podría funcionar en esas películas sexploitation que hicieron furor en los 90 y que recibieron también el sobrevalorado mote de thriller eróticos para compartir lugares con otros títulos mucho más interesantes desde lo que a trama se refiere como a tratamiento de personajes e historia, de la talla de Atracción Fatal (1987) o el clásico instantáneo Bajos Instintos (1992) por ejemplo. Nada de eso se acerca a Cercana obsesión, ni desde la propuesta pseudo erótica y trasgresora (se cuentan con los dedos de la mano las escenas fuertes) por supuesto revestida con un nivel de moralina abismal porque en definitiva la protagonista se las ve feas por ceder a la tentación de un jovenzuelo psicópata, quien no a fuerza de seducción sino de sometimiento liso y llano derrumba en un segundo su círculo de confort a sabiendas que revelar la relación clandestina al entorno de la docente implicaría el escarmiento público.
Todo en Cercana obsesión parece gratuito, desde la historia en sí misma hasta las increíbles ingenuidades de los personajes pero lo que es más grave aún no es la insólita pendiente de complicaciones o falsas vueltas de tuerca en las que incurre López sino las resoluciones de cada conflicto. No hay trabajo en la esfera psicológica de esta enfermiza y caliente relación, más allá del estereotipo violento y el juego de dominio entre ambos personajes. Tampoco aporta demasiado un grupo de personajes secundarios sin peso más que la funcionalidad al derrotero de los acontecimientos.
Un film para el olvido o para un día de lluvia pero muy torrencial.