Grupo teatro liberación
Los grandes directores italianos –en todo sentido- de clásicas películas de la historia del cine como Padre Padrone (1977) y Kaos (1984), nos acercan con César debe morir (Cesare deve morire, 2012) un relato sobre la libertad, al representar la obra Julio Cesar de William Shakespeare por un grupo de presos de máxima seguridad.
Lo interesante del film de Paolo y Vittorio Taviani, ganador del Oso de Berlín, es que no se trata de un “detrás de escena” de los preparativos de la obra. La película comienza con el final de la obra representada sobre el escenario. El público aplaude efusivamente el compromiso y la sagacidad de cada recluso -devenido actor amateur- en la composición de los personajes. Una leyenda menciona “seis meses antes” y, en un realista blanco y negro, veremos cómo cada preso irá metiéndose en el personaje a escenificar hasta perder de vista al hombre detrás del rol.
César debe morir funciona al trazar un paralelismo entre la obra y la situación de encierro que viven los condenados. Como en toda tragedia cada personaje tiene un destino pautado (la sentencia en el caso de los presos), el cual asume con grandeza (la muerte en escena). No por nada la representación final adquiere sentido luego de ver todo el trayecto de ensayos, en los que cada preso/actor incorpora su rol en su habitual vestimenta y rutina carcelaria.
Hay también una serie de planos simétricos, que viene a establecer la rectitud y lógica del sistema carcelario. Como si los directores Paolo y Vittorio Taviani estuvieran refiriendo a Michel Foucault en la composición de sus imágenes. Es que el concepto de libertad viene dado tanto en la obra como en la realidad por oposición al poder imperante (llámese César o sistema carcelario). El mecanismo de rebelión al poder se manifiesta por la revolución en la obra y por un motín en la cárcel.
Con tal uso del paralelismo trazado ya desde el afiche de exhibición del film, César debe morir culmina siendo un alegato sobre el poder de sublimación del arte, llevando a los prisioneros a canalizar sus deseos de libertad a través de la representación teatral.