Los hermanos Taviani mezclan aquí ficción y realidad. Se trata de mostrar cómo presos de una
cárcel romana ponen en escena una versión de Julio César, la tragedia histórica de Shakespeare. El
resultado es tierno y duro al mismo tiempo, reflejo de la realidad e investigación de cómo el arte,
como metáfora, exorciza demonios. En algún momento el espectador puede sentir un exceso
alegórico, pero la fuerza documental del film permite que no altere el resultado final.