Cetáceos

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

ECOS COTIDIANOS

¿Te llamaron por la beca? ¿Querés venir a tomar unas cervezas con unos amigos extranjeros? Vamos a un retiro de tai chi, ¿venís? ¿Recibiste algún paquete? Estas son algunas de las preguntas que integran el nuevo universo de Clara; un universo que poco tiene que ver con la rigurosidad de las clases en la universidad, la monotonía de lo cotidiano, las reuniones de cátedra, la mudanza o la relación con su ególatra novio Alejandro.

Por el contrario, el viaje a Italia de su pareja y la soledad simularían gestar una nueva faceta de libertad, incluso de experimentación, en la protagonista a través de pequeñas acciones del mundo cotidiano como una charla con la vecina, la compra de miel en un almacén orgánico o la aceptación de invitaciones azarosas, por ejemplo, un retiro espiritual.

Si bien la directora Florencia Percia plantea a Cetáceos como una comedia absurda basada en las decisiones o propuestas que le surgen a Clara, dicha excentricidad opera en tanto desfasaje entre la acción y la vivencia y no en aquello que ocurre. Clara apuesta por lo novedoso, lo imprevisible, lo no planificado como forma de romper con una vida hermética y rutinaria; sin embargo, su manera de aprehenderlo en los gestos, en el cuerpo, en la mente parecen distantes, como si se tratara de alguien que está presente pero no termina por creer en lo que hace.

El desfasaje provoca cierta ausencia del personaje que lo torna como suspendido en otros universos internos ajenos al espectador y también a la propia protagonista. El desorden de la mudanza se traduce en el propio caos de Clara pero de una manera lejana, solitaria y letárgica con una tenue intención de romper los límites de lo esperado.

Por Brenda Caletti
@117Brenn