Se encuentra hablado en qon, pilagá, wichí y otras lenguas, con una realidad que golpea y un planteo sobre la quita de derechos de la tierra, interesante, todo está dicho a través de este documental fuerte, puntual e imponente. Además goza de una estupenda fotografía. Pero tiene algunos momentos en que su narración tiende a ser lenta y demasiado pausada, igualmente merece ser vista.