Este documental sobre la comunidad Qom del Chaco es de una potencia abrumadora, tanto visual como de contenido. Un acercamiento inmersivo, y en su lengua, al choque cotidiano entre modos de vida. Los cazadores y recolectores, en comunión con la naturaleza y el paisaje (algunos parecen los elegidos por Lucrecia Martel para Zama), cercados por policías que los persiguen, alambrados de tierras que les pertenecen desde que tienen memoria, hostigamiento y necesidad. La que los llevó a acampar en Buenos Aires después de que los agentes golpearan a la comunidad de Félix Díaz, uno de los valiosos testimoniantes. Aunque quizá lo más poderoso de Chaco es el rescate de las fuerzas vivas, los anónimos que marcan la presencia de una valiosa y fascinante cultura indígena, así como de los que hacen lo posible por escribir o registrar la historia de un pueblo que se está perdiendo. Lo que al menos no conviene perderse es este bello y contundente documental.