Tributo en vida al gran Director de Fotografía argentino
Paola Rizzi y Alejandra Martín han codirigido este documental de forma simple, clásica y con suficiente amor hacia su maestro y luego colega Félix Monti.
La Dirección de Fotografía es quizás el rubro en el cine –después de la dirección y la actuación, y posiblemente antes que el guión- más respetado, recordado y buscado. Dentro de los parámetros de la creatividad artística es el que expresa las situaciones y revela los sentimientos de los personajes. Hay muchos, muchísimos DFs en el mundo, pero solo los verdaderamente “iluminados”, trascienden a los títulos, las modas, los géneros y los estilos. El universo del cine le ha brindado más de una vez un homenaje en vida o póstumo, a estos seres que mediante su magia, descubren los nuevos mundos. Ni exclusiva ni al voleo, esta lista de films agasajan a estos monstruos sagrados de la luz. Writing with Light: Vittorio Storaro (1992) de David M. Thompson, sobre el gran DF italiano aún vivo. Las luces me guardan compañía (2000) de Carl-Gustav Nykvist en un registro sobre su padre -a su vez narrador- el sueco Sven Nykvist años antes de su fallecimiento. Miradas múltiples, la máquina loca (2012) de Emilio Maillé sobre el recordado mexicano Gabriel Figueroa (Homenajeado por el Festival de Mar del Plata en 2013). Close Encounters with Vilmos Zsigmond (2016) de Pierre Filmon un encuentro cercano e iluminado con el DF húngaro. Y cerrando este menudo panorama el film sobre el neerlandés Robby Müller: Living the Light (2018) de Claire Pijman.
A esta enumeración habrá que agregarle desde ahora este film que codirigieron Alejandra Martín y Paola Rizzi. Chango, la luz descubre seguramente no nos va a revelar secretos vívidos por este gran Director de Fotografía, pero sí pondrá en su voz (o en la de los entrevistados) algunas cuestiones que son dignas de saber y hasta descubrir.
El quiaqueño Félix Monti ya anda por los 83, pero por su entusiasmo, su vitalidad, su manera de seguir encarando la vida, parece un pibe. Siempre con esa vocecita tan delicada, finita, casi susurrada. Habitante hace muchos años de la República de la Boca, desde un balcón de su casa se puede ver por completo la tercera bandeja de la Bombonera. Y si hay algo que se ve, además de su amor por la fotografía cinematográfica, es su gusto por sus camisas cuadriculadas y rayadas. Lo de él es muy simple, natural y directo. Y las dos realizadoras han plasmado su trabajo, su obra, de la misma manera. No han buscado para nada romper con el lenguaje y la narración clásica de este tipo de films. Su objetivo fue y es simplemente mostrarnos a un señor apasionado por su arte y labor. Hay varios personajes que han sido sus directores y directoras como Lita Stantic, Juan José Campanella, Luis Puenzo o Pino Solanas quienes nos hablan y cuentan sobre la visión del Chango o su manera de trabajar. También está su colega Marcelo Camorino quien comenzó siendo asistente de cámara y al día de hoy le sigue agradeciendo a Monti que lo haya convencido de que ya era –al cabo de un tiempo- un DF, hecho y derecho. Y alguien que aporta datos más personales es su querida hermana, Pola Monti. Por ejemplo cuenta que al Chango no le gustaba para nada ir a recibir premios. Y él mismo opinaba que "El premio tiene su realidad en cuanto es un reconocimiento, pero no es nada más que eso". (Y lo dice quien, entre otras cosas, fue el DF de las dos películas argentinas que ganaron el Oscar: La historia oficial y El secreto de sus ojos). No hay preguntas, ni respuestas, simplemente nos cuentan cosas que vivieron con él. Y que lo describen muy bien. El Chango narra en primera persona, tanto en cámara como en off.
En las bibliotecas y estanterías de su casa hay una cantidad importante de libros de cine, de fotografía, de pintura. Como una síntesis de sus intereses y visiones:
"La fotografía, por un lado… creo que me gusta mucho la fotografía fija de (Henri) Cartier (-Bresson), de (Edward) Weston, en cierta forma capta, resalta algo que está frente a la realidad. Un (Paul) Cézanne, una pintura construye un universo mágico que se desprende de la realidad. No es un retrato de lo que está enfrente sino una emoción que le produce eso que está enfrente. Son como dos mundos. Un paisaje visto por un pintor es una estructura que se aleja de esa realidad. Cuando nosotros fotografiamos algo estamos presos del paisaje mismo. Lo que tratamos es reflejar o transmitir lo que el paisaje nos da, pero no podemos interpretarlo". Aunque: "El Chango es un pintor" nos dice al principio del film un entusiasmado Pino Solanas, quien lo tuvo a su lado como DF en El exilio de Gardel - Tangos (1985), Sur (1988) y El viaje (1992). Y lo "heredó" su hijo Juan Solanas en su opera prima Nordeste (2005).
El montaje preciso de Fernando Vega mecha preparativos de rodaje, ensayos, colocación de spots y reflectores, y construcción de decorados, mientras escuchamos la voz del Chango. Incluso hay varios momentos donde se intercalan tipo making off, tomas durante los preparativos luminotécnicos y de escenografías de la obra teatral La farsa de los ausentes dirigida por Pompeyo Audivert. Es que no hay que olvidar que Monti además de DF de películas, es un eximio conocedor de diseño de iluminación de teatro, ópera y ballet ya desde el año 1984. DF de películas pero también de viejas publicidades, algunas dirigidas por Luis Puenzo como el comercial de Gancia con una muy joven y fresca Donna Caroll cantando el jingle alusivo. Además de un videoclip histórico, archiconocido y popular como pocos: En la ciudad de la furia dirigido Alfredo Lois para Soda Stéreo.
El documental está planteado con mucha calma, sin apuro, sin locuras. "Manso y tranquilo", un poco como es el propio Chango. Sus dos codirectoras lo consideran su maestro y guía, más allá del hecho de que hoy por hoy son colegas directos. Les tres integran la ADF, la Asociación de Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina, de la cual Paola Rizzi es su actual Presidenta. Es bueno aquí reproducir una parte del off del Chango, justamente haciendo referencia al trabajo de la mujer: "Siento que el cine, de cierta forma la fotografía de cine, tiene un espíritu muy femenino. El tratar de comprender, el tratar de entender y el tratar de interpretar al otro es una actitud más natural femenina que masculina. A veces vos sentís que el asistente que es bueno, que es hombre, vos sentís que entra en competencia con el director, o entra en un problema que es el de resolver sus problemas y no pensar que lo que hay que hacer es tratar de resolver el problema del otro".
Un más que cálido tributo a un maestro de la fotografía y la iluminación, quien a pesar de galardones y elogios, no se la cree y sabe que “la fotografía es un soporte de la estructura dramática de la obra”. Y para conseguir ese instante mágico, "hay que tratar de lograr con la luz, el sueño de otro". ¿Y que siente una de sus directoras? “Lo primero que puedo decir con respeto al Chango, y que es lo que siento desde el primer día que lo conocí, y que ya han pasado treinta años, un profundo respeto y admiración, y que la codirección que hicimos con Alejandra Martín sobre él, es que está hecho con mucho amor. Un amor y un agradecimiento que me hace a mi particularmente muy feliz. No sé qué será de la película o sea como la recibirá el público, pero desde nosotras hay un gran amor ahí”.
Siempre el Chango anda en algún rodaje es que si pasan más de dos o tres meses sin luz, sin cámara, está perdido. Y cuando ya están desplegados los grandes paneles de tela blanca, para actuar como difusores de luz, su cara demuestra felicidad, con una simple sonrisa. Todes quieren –queremos- al Chango. Ese final de rodaje, de la última toma, con los técnicos y actores cantando y palmeando "Ole, ole, ole, ole, Changooo, Changooo", lo dice todo.