Un artista que se expresa a través del arte fotográfico, en la necesidad de encontrarse con infinitas posibilidades creativas. Estimulado por los mundos del cine y del teatro, Félix Monti siente la inquietud y necesidad de desarrollar su capacidad plástica desde su juventud. Indaga campos posibles a través de la estructura de luces y sombras de una imagen, trabajando en escenografías. Como toda revelación que representa aquella pasión a la que entregamos nuestra vida, se dispone a perfeccionar su oficio. Encuentra fascinación en el misterio que encierra la imagen en movimiento, la fotografía lo ha atrapado y dedicará a ella su vida entera. Chango se vincula con Saulo Benavente y Pablo Tabernero, descubre el cine argentino de la mano de Hugo Del Carril. Persigue una búsqueda experimental, trabaja sobre negativos, revelados y emulsiones. Se maravilla con los clásicos mudos del expresionismo alemán, consume fervientemente todo el cine de la Nouvelle Vague. Emblema paradigmático del cine argentino, Monti admira la poética de Gregg Toland en “El Ciudadano”, mientras investiga las bondades del blanco y negro. Sin descanso, trabaja las estructuras dramáticas de cada gama cromática, considerando la intervención externa del color. Proyectada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, para su última edición, Paola Rizzi y Alejandra Martín dirigen “Chango, la Luz Descubre”, logrado homenaje al responsable de la fotografía de más de veinte películas del cine nacional, entre las que se cuentan las oscarizadas “La Historia Oficial” y “El Secreto de sus Ojos”. A lo largo de casi una hora y media de metraje, presenciamos, por medio de imágenes de archivo y testimonio de colegas, preciado rastro de vida que rescata lo más preponderante de su profusa obra, en la síntesis perfecta de su arte. La cámara no es más que una herramienta para comunicar un mensaje. Sabe captar Monti la importancia del mismo, cuando el sentimiento obedece a la historia. Es aquella cualidad que supieron interpretar grandes cineastas de nuestro medio, como Lucrecia Martel, María Luisa Bemberg, Lita Stantic y Pino Solanas. Ellos confiaron la fotografía de sus películas a Monti. El las dotó de alma. Es la combinación de la simpleza con la fuerza y el espíritu que su cuerpo de obra cobra. Algo mágico sucede, congelando un momento. Algo mágico, liberador y poderoso nos transmite la lente de este sinónimo de autoridad técnica y tradición para la industria nacional.
“Chango, la luz descubre” de Alejandra Martín y Paola Rizzi. Crítica. Se estrena en Cine Ar Play, Cine Gaumont y Cine Ar, este jueves 30 de diciembre. Nito Marsiglio Hace 20 horas 0 21 Detrás de una película, generalmente, hay un número muy grande de personas que aportaron a que la obra llegara a ser lo que fue. Salvo el director, los protagonistas y el guionista, algunas veces, los demás no son conocidos por el público en general y si únicamente en el mundillo del cine. Este es el caso de un gigante de la dirección de fotografía como lo es Félix “El Chango” Monti. Por Nito Marsiglio. Monti es un hombre que pasó toda su vida vinculado con el cine. Es un estudioso y amante de la fotografía. Un artista, un pintor como lo definiría Pino Solanas, de quien fue amigo desde muy joven y participó en varios largometrajes de Pino como “Sur” y “El exilio de Gardel”. La película comienza con comentarios que hace El Chango sobre la luz, la fotografía, los encuadres. Es filmado mientras trabaja en dos producciones “Mamá se fue de viaje” dirigida por Ariel Winograd y en la obra de teatro “La farsa de los ausentes”, junto a Pompeyo Audivert en el Teatro General San Martín, donde él se encarga de la iluminación. Es riquísimo escuchar al maestro, su opinión sobre el teatro y el cine. Los comentarios que realiza refiriéndose a cómo debe ser la iluminación y los encuadres en distintas situaciones. Como trabajó a distintos personajes, en su vasta producción, y porque tomó determinadas decisiones. Este detalle hace que el documental no solo es un merecido homenaje a un mundialmente reconocido y varias veces premiado, Director de Fotografía argentino, sino también cumple con el rol pedagógico de una clase magistral. Son entrevistados Pino Solanas, Lita Stantic, Luis Puenzo, Pompeyo Audivert, Juan José Campanella y Ariel Winograd. Todos hablan de la calidad de persona que es Monti, no solo desde lo profesional sino también en el aspecto humano como compañero de trabajo. Cada director posee una anécdota que sirve para completar el cuadro de esta figura y la admiración que en ellos despierta. La película tuvo su estreno en la sección Retratos: Documentales de Artistas del 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Donde recibió su homenaje El Chango Monti. “Chango, la luz descubre” es una obra que habla sobre un hombre, el arte y la humildad de los “grandes”. Puntaje: 85. Calificación: Arte Dirección Fotografía Montaje Música “Chango, la luz descubre” es una obra que habla sobre un hombre, el arte y la
De la mano de Pablo Tabernero (1910-1996), director de fotografía de Hugo del Carril, Carlos Hugo Christensen, Luis Saslavsky y Mario Soffici, el por entonces adolescente “Chango” Felix Monti queda deslumbrado al conocer el trabajo de iluminación y composición de Tabernero en los Estudios San Miguel mientras se filmaba La Quintrala (1954), de Del Carril. Desde ese momento, supo que dedicaría su vida a trabajar narrativamente con la luz. El documental dirigido y fotografiado por Alejandra Martín (Diario de Ana y Mía, 2012) y Paola Rizzi, es un homenaje en vida a la obra de un artista que, como él mismo expresa “hago lo que deseo al trabajar con la cámara y con la luz, tratando de relacionar la expresión teatral con el cine”. Admirador de Gregg Toland, Sven Nykvist y Gordon Willis, el talentoso Monti, a sus 83 años, sigue aportando una mirada exquisita y sensible tanto al cine como al teatro nacional, al que ama. Sus trabajos de iluminación en películas memorables como Sur de Pino Solanas; Yo, la peor de todas, de María Luisa Bemberg; Un muro de silencio, de Lita Stantic; y las dos películas argentinas ganadoras del Oscar: La historia oficial, de Luis Puenzo; y El secreto de tus ojos, de José Luis Campanella, convirtieron al Chango en un reconocido e incansable artista de la imagen. “La luz descubre las cosas, nace del negro, en donde no había algo comienza a mostrarlo” dice, casi con timidez, la voz serena y pausada del Chango mientras se suceden distintas escenas de películas y obras teatrales en las que trabajó y sigue haciéndolo desde hace 50 años. A sus comienzos como aprendiz en la etapa de oro del cine argentino, su experiencia en publicidad comercial junto a Luis Puenzo, en los años 60, lo llevará a trabajar con destacados directores y directoras de nuestro cine desde los años 80 hasta la actualidad, quienes nos darán testimonio de su trabajo junto al fotógrafo. De esa manera, las realizadoras combinan las entrevistas y las imágenes de archivo con el registro cercano de Monti durante su desempeño en la dirección de fotografía de Mamá se fue de viaje de Ariel Winograd y en la obra “La farsa de los ausentes“ de Pompeyo Audivert en el Teatro General San Martín. “Hay que tratar de lograr con la luz, el sueño de otro”, así lo expresa Monti en su rol de traductor y artífice del deseo de quienes escriben historias. Y si hay algo que se destaca en la película es cómo la pasión por el arte se transforma en la razón de ser para un hombre que se constituye y concibe a través de su oficio. El resultado de esa combinación, acompañado de la humildad y simpleza con la que trabaja junto a su equipo, hacen la diferencia. En Chango, la luz descubre, Alejandra Marín y Paola Rizzi logran un relato cálido y respetuoso sobre un hacedor de imágenes, reconocido con el Premio Astor Piazzolla a la trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2021. Un maestro que sigue reinventándose, al saber que siempre hay una oportunidad para hacerlo mejor. CHANGO, LA LUZ DESCUBRE Chango, la luz descubre. Argentina, 2021. Dirección y fotografía: Alejandra Martín y Paola Rizzi. Producción y Guión: Alejandro Hartmann. Edición: Fernando Vega/ Música Original: Ciro Hartmann Martín. Post de Sonido: Gaspar Scheuer. Cámara: Lucrecia Ferraro, Alejandra Martín, Sergio Chiossone. Sonido: Juan José Suarez, Pablo Trilnik. Jefe de Producción: Nicolás Carnavale. Asistente de Dirección: Samanta Bianucci. Duración 84 minutos.
«Cine sobre cine» tanto en ficción como en documental es algo que es bastante común en otras latitudes y cinematografías. Documentales sobre el proceso de construcción cinematográfica en alguno de todos sus aspectos es algo bastante inusual en el cine argentino, y no llama la atención en un país donde la creación de una cinemateca parece ser algo utópico. Es por ello, que cualquier tipo de ejercicio o intento por preservar o incluso contribuir a la fundación de un tipo de historia del cine argentino significa un acto de rebeldía digno de ser celebrado. Las directoras de este film (y también directoras de fotografía) Alejandra Martín y Paola Rizzi deciden hacer esta especie de homenaje a uno de los protagonistas más importantes del cine argentino en lo que respecta a la dirección de fotografía: Félix Monti. El «chango», conocido así por sus colegas y allegados, ha trabajado con reconocidos artistas del país y también a nivel internacional a lo largo de varias décadas de trabajo duro. Desde sus primeros pasos en los reconocidos estudios de San Miguel hasta sus recientes participaciones en grandes producciones del cine nacional como «El Robo del Siglo» (2020), «Mamá se fue de Viaje» (2017) y «El Secreto de sus Ojos» (2009), entre varias otras. Monti es incansable, a pesar de tener más de 80 años, el artista explica que necesita seguir en movimiento porque a su edad, el quedarse quieto te deja afuera de todo. El documental reúne testimonios de colegas que fueron sus discípulos y también de grandes directores que fueron creciendo artísticamente junto a él como pueden ser Luis Puenzo, Pino Solanas, Juan José Campanella y más recientemente Ariel Winograd. La dupla directora también decidió incluir algunos pasajes de ciertos rodajes donde se lo puede ver al DF en acción y mostrando tanto su tremenda experiencia como fotógrafo, como también su humildad y sencillez como persona. Su trabajo no solo se limita al cine, sino que también se extiende al teatro, a la televisión y a la publicidad. «Chango la luz descubre» representa un documental interesante para aquellos cinéfilos que quieran descubrir un poco sobre la vida y obra de Félix Monti, pero también para quienes busquen conocer el detrás de escena de varios rodajes importantes de los últimos años. Un viaje conmovedor, realizado con el respeto y admiración que una figura como Monti se merece.
"El Chango es un pintor", dice Fernando “Pino” Solanas al inicio de Chango, la luz descubre. El Chango es Félix Monti, uno de los directores de fotografía argentinos más importantes de la historia. Formado como aprendiz en los estudios durante la era de oro del cine argentino, empezó a iluminar en comerciales junto a Luis Puenzo en los años '60. Desde entonces no paró, dibujando una trayectoria que incluye trabajos con los directores y directoras más relevantes del último medio siglo. Colaborador habitual del mencionado Pino Solanas, María Luisa Bemberg, Lucrecia Martel, Luis Puenzo, Lita Stantic, Juan José Campanella y Ariel Winograd, entre otros, El Chango participó en innumerables películas icónicas del cine argentino, siempre adecuándose a la mirada del director y a los requisitos del relato. Incursionó también en el teatro, otro rasgo de la versatilidad de este hombre nacido en 1938 y que acaba de recibir el Premio Astor Piazzolla a la trayectoria en el reciente Festival de Mar del Plata. El documental de Alejandra Martín y Paola Rizzi evita el registro biográfico tradicional –aquel que recorre las principales postas de la vida del personaje de turno– para centrarse en la faceta laboral, en la construcción de la mirada y los secretos del oficio. Lo hace no solo a través de declaraciones del propio Monti y de quienes trabajaron con él, sino mostrándolo en plena colaboración durante el rodaje de Mamá se fue de viaje, de Ariel Winograd, y los preparativos de la obra La farsa de los ausentes, junto a Pompeyo Audivert, en el Teatro San Martín. Su tono bajo y monocorde, la paciencia para transmitir sus ideas, el conocimiento perfecto de la distancia que muchas veces hay entre la imagen filmada y lo que se ve en el rodaje y la escucha atenta, casi con devoción, del resto de los equipos técnicos definen los contornos de un personaje que, a sus ochenta y pico de años, conserva la fineza ocular de un veinteañero. La película, entonces, como un homenaje alejado del bronce, como un ojo que observa sin inmiscuirse a uno de los grandes talentos de la industria nacional en plena acción.
Seguramente cualquier cinéfilo conoce La historia oficial y El secreto de sus ojos, quienes son sus respectivos directores, sus premios Oscar, e incluso pueda dar detalle de sus elencos con nombres referenciales del cine argentino. Pero muy pocos recuerdan al fundamental equipo técnico del cine, incluso dentro de la propia industria. En tal sentido, la trayectoria de Felix “Chango” Monti, merece destacarse como uno de los que forjó con maestría la imagen del cine nacional. Su talento para la fotografía cinematográfica se amalgama a apellidos indispensables del cine argentino como Jusid, Puenzo, Solanas, Bemberg, Stantic, Olivera, Barney Finn, Martel o Campanella, e incluso a la seductora imagen de En la ciudad de la furia, que en blanco y negro retrató Buenos Aires para Soda Stereo. Suma la ópera, el teatro y el ballet donde también se destacó su sensible mirada a la luz. Con inocultable cariño y admiración las fotógrafas Martín y Rizzi bucean en los recuerdos del gran maestro de voz susurrante apoyadas en el contexto de filmación de Mamá se fue de viaje y de la puesta teatral de La farsa de los ausentes, para compartir testimonios de colaboradores, profesionales y parientes, como las hermosas anécdotas de su hermana Poli. Por momentos, tantas “cabezas parlantes” atentan un poco contra el homenaje en vida a tamaño hombre de la imagen, pero –huelga decirlo- todo queda chico ante la iluminada mirada del “Chango”, que merecía este tributo para dar a conocer su “sentido del cine”.
LA LUZ INCIDENTE Félix Monti es un nombre repetido en los créditos del cine nacional, es el director de fotografía más requerido y una leyenda dentro de la industria cinematográfica argentina. Su carrera arranca en el período del cine clásico y se extiende hasta nuestros días, donde con más de 80 años sigue trabajando y en actividad constante. Alejandra Martín y Paola Rizzi, también directoras de fotografía, decidieron desde el respeto y la admiración convertir a Monti en centro de un documental. Y la experiencia trasciende el homenaje plano, el recorrido biográfico y la veneración acrítica para ser algo más, que de alguna forma sintetiza la esencia del protagonista: es una película sobre un profesional del cine. Como dice en un pasaje de Chango, la luz descubre, Monti no puede estar más de un mes sin tener contacto con las luces, las herramientas de trabajo, ese aire de equipo que se respira en un rodaje. Pero además tiene una virtud, es dueño de una bonhomía propia de otra época; su hablar pausado y su andar cauto lo vuelven una rareza dentro de un mundo que parece ser todo vértigo. El documental de Martín y Rizzi tiene la virtud de ser como el “Chango” -el apodo que todos repiten como un mantra y que se han apropiado-: simple en apariencia pero complejo en su interior. La película recurre tanto al busto parlante en la entrevista con el protagonista, como a la observación en rodajes y en puestas teatrales donde se lo ve atento, circunspecto, pero siempre predispuesto al trabajo y al diálogo con el otro. En esa mixtura, surge el detalle más interesante: para ver cómo es Monti en acción se eligen dos producciones, una es la película Mamá se fue de viaje de Ariel Winograd y la otra una puesta de La farsa de los ausentes dirigida por Pompeyo Audivert. Es decir, una película mainstream y una obra de autor. Ese vaivén, ese balance entre un mundo y otro sintetiza la idea del laburante, del que orgullosamente forma parte de una industria y que sabe que su trabajo puede enriquecer cualquier área. Chango, la luz descubre es entonces un orgulloso documental sobre el mundo del trabajo y sus laburantes. Félix Monti es tal vez el más grande de todos dentro del cine nacional.
Tributo en vida al gran Director de Fotografía argentino Paola Rizzi y Alejandra Martín han codirigido este documental de forma simple, clásica y con suficiente amor hacia su maestro y luego colega Félix Monti. La Dirección de Fotografía es quizás el rubro en el cine –después de la dirección y la actuación, y posiblemente antes que el guión- más respetado, recordado y buscado. Dentro de los parámetros de la creatividad artística es el que expresa las situaciones y revela los sentimientos de los personajes. Hay muchos, muchísimos DFs en el mundo, pero solo los verdaderamente “iluminados”, trascienden a los títulos, las modas, los géneros y los estilos. El universo del cine le ha brindado más de una vez un homenaje en vida o póstumo, a estos seres que mediante su magia, descubren los nuevos mundos. Ni exclusiva ni al voleo, esta lista de films agasajan a estos monstruos sagrados de la luz. Writing with Light: Vittorio Storaro (1992) de David M. Thompson, sobre el gran DF italiano aún vivo. Las luces me guardan compañía (2000) de Carl-Gustav Nykvist en un registro sobre su padre -a su vez narrador- el sueco Sven Nykvist años antes de su fallecimiento. Miradas múltiples, la máquina loca (2012) de Emilio Maillé sobre el recordado mexicano Gabriel Figueroa (Homenajeado por el Festival de Mar del Plata en 2013). Close Encounters with Vilmos Zsigmond (2016) de Pierre Filmon un encuentro cercano e iluminado con el DF húngaro. Y cerrando este menudo panorama el film sobre el neerlandés Robby Müller: Living the Light (2018) de Claire Pijman. A esta enumeración habrá que agregarle desde ahora este film que codirigieron Alejandra Martín y Paola Rizzi. Chango, la luz descubre seguramente no nos va a revelar secretos vívidos por este gran Director de Fotografía, pero sí pondrá en su voz (o en la de los entrevistados) algunas cuestiones que son dignas de saber y hasta descubrir. El quiaqueño Félix Monti ya anda por los 83, pero por su entusiasmo, su vitalidad, su manera de seguir encarando la vida, parece un pibe. Siempre con esa vocecita tan delicada, finita, casi susurrada. Habitante hace muchos años de la República de la Boca, desde un balcón de su casa se puede ver por completo la tercera bandeja de la Bombonera. Y si hay algo que se ve, además de su amor por la fotografía cinematográfica, es su gusto por sus camisas cuadriculadas y rayadas. Lo de él es muy simple, natural y directo. Y las dos realizadoras han plasmado su trabajo, su obra, de la misma manera. No han buscado para nada romper con el lenguaje y la narración clásica de este tipo de films. Su objetivo fue y es simplemente mostrarnos a un señor apasionado por su arte y labor. Hay varios personajes que han sido sus directores y directoras como Lita Stantic, Juan José Campanella, Luis Puenzo o Pino Solanas quienes nos hablan y cuentan sobre la visión del Chango o su manera de trabajar. También está su colega Marcelo Camorino quien comenzó siendo asistente de cámara y al día de hoy le sigue agradeciendo a Monti que lo haya convencido de que ya era –al cabo de un tiempo- un DF, hecho y derecho. Y alguien que aporta datos más personales es su querida hermana, Pola Monti. Por ejemplo cuenta que al Chango no le gustaba para nada ir a recibir premios. Y él mismo opinaba que "El premio tiene su realidad en cuanto es un reconocimiento, pero no es nada más que eso". (Y lo dice quien, entre otras cosas, fue el DF de las dos películas argentinas que ganaron el Oscar: La historia oficial y El secreto de sus ojos). No hay preguntas, ni respuestas, simplemente nos cuentan cosas que vivieron con él. Y que lo describen muy bien. El Chango narra en primera persona, tanto en cámara como en off. En las bibliotecas y estanterías de su casa hay una cantidad importante de libros de cine, de fotografía, de pintura. Como una síntesis de sus intereses y visiones: "La fotografía, por un lado… creo que me gusta mucho la fotografía fija de (Henri) Cartier (-Bresson), de (Edward) Weston, en cierta forma capta, resalta algo que está frente a la realidad. Un (Paul) Cézanne, una pintura construye un universo mágico que se desprende de la realidad. No es un retrato de lo que está enfrente sino una emoción que le produce eso que está enfrente. Son como dos mundos. Un paisaje visto por un pintor es una estructura que se aleja de esa realidad. Cuando nosotros fotografiamos algo estamos presos del paisaje mismo. Lo que tratamos es reflejar o transmitir lo que el paisaje nos da, pero no podemos interpretarlo". Aunque: "El Chango es un pintor" nos dice al principio del film un entusiasmado Pino Solanas, quien lo tuvo a su lado como DF en El exilio de Gardel - Tangos (1985), Sur (1988) y El viaje (1992). Y lo "heredó" su hijo Juan Solanas en su opera prima Nordeste (2005). El montaje preciso de Fernando Vega mecha preparativos de rodaje, ensayos, colocación de spots y reflectores, y construcción de decorados, mientras escuchamos la voz del Chango. Incluso hay varios momentos donde se intercalan tipo making off, tomas durante los preparativos luminotécnicos y de escenografías de la obra teatral La farsa de los ausentes dirigida por Pompeyo Audivert. Es que no hay que olvidar que Monti además de DF de películas, es un eximio conocedor de diseño de iluminación de teatro, ópera y ballet ya desde el año 1984. DF de películas pero también de viejas publicidades, algunas dirigidas por Luis Puenzo como el comercial de Gancia con una muy joven y fresca Donna Caroll cantando el jingle alusivo. Además de un videoclip histórico, archiconocido y popular como pocos: En la ciudad de la furia dirigido Alfredo Lois para Soda Stéreo. El documental está planteado con mucha calma, sin apuro, sin locuras. "Manso y tranquilo", un poco como es el propio Chango. Sus dos codirectoras lo consideran su maestro y guía, más allá del hecho de que hoy por hoy son colegas directos. Les tres integran la ADF, la Asociación de Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina, de la cual Paola Rizzi es su actual Presidenta. Es bueno aquí reproducir una parte del off del Chango, justamente haciendo referencia al trabajo de la mujer: "Siento que el cine, de cierta forma la fotografía de cine, tiene un espíritu muy femenino. El tratar de comprender, el tratar de entender y el tratar de interpretar al otro es una actitud más natural femenina que masculina. A veces vos sentís que el asistente que es bueno, que es hombre, vos sentís que entra en competencia con el director, o entra en un problema que es el de resolver sus problemas y no pensar que lo que hay que hacer es tratar de resolver el problema del otro". Un más que cálido tributo a un maestro de la fotografía y la iluminación, quien a pesar de galardones y elogios, no se la cree y sabe que “la fotografía es un soporte de la estructura dramática de la obra”. Y para conseguir ese instante mágico, "hay que tratar de lograr con la luz, el sueño de otro". ¿Y que siente una de sus directoras? “Lo primero que puedo decir con respeto al Chango, y que es lo que siento desde el primer día que lo conocí, y que ya han pasado treinta años, un profundo respeto y admiración, y que la codirección que hicimos con Alejandra Martín sobre él, es que está hecho con mucho amor. Un amor y un agradecimiento que me hace a mi particularmente muy feliz. No sé qué será de la película o sea como la recibirá el público, pero desde nosotras hay un gran amor ahí”. Siempre el Chango anda en algún rodaje es que si pasan más de dos o tres meses sin luz, sin cámara, está perdido. Y cuando ya están desplegados los grandes paneles de tela blanca, para actuar como difusores de luz, su cara demuestra felicidad, con una simple sonrisa. Todes quieren –queremos- al Chango. Ese final de rodaje, de la última toma, con los técnicos y actores cantando y palmeando "Ole, ole, ole, ole, Changooo, Changooo", lo dice todo.
El pintor del cine argentino Trabajó con Pino Solanas, Leonardo Favio, Luis Puenzo, Lucrecia Martel, Juan José Campanella y María Luisa Bemberg, entre otros cineastas argentinos. “La luz descubre las cosas, nace del negro”. La voz baja y calma de Félix Monti, el “Chango” para todo el mundo, describe sucintamente lo que todo director de fotografía lleva inyectado en la sangre. “El Chango es un pintor”, afirma en off Pino Solanas, destacando un hecho que cualquier realizador reconoce de inmediato: no todos los cinematographers –para usar el término más común en el habla inglesa– logran ir más allá de la rutina y los estándares técnicos para elevarse al nivel de artista. Felix “Chango” Monti es uno de ellos, además de ser uno de los fotógrafos más importantes en toda la historia del cine argentino. Pino lo sabía, habiendo explotado su creatividad en tres largometrajes de ficción: El exilio de Gardel, Sur y El viaje. En Chango, la luz descubre, las directoras Alejandra Martín y Paola Rizzi reconstruyen el racconto de toda una vida dedicada a la imagen cinematográfica a partir de entrevistas, fragmentos de films, el rodaje de un largometraje y los ensayos de una pieza teatral. Martín y Rizzi no juegan demasiado con las posibilidades del documental como terreno para la experimentación, optando por un formato tradicional y explicativo. Así, las voces de Juan José Campanella, la productora Lita Stantic y la hermana del homenajeado, entre otras, se suman a la de Solanas para intentar describir al hombre, al técnico y al creador. El propio Chango ofrece algunas de sus máximas visuales a la hora de colocar los faroles o atemperar luces y sombras, su predilección por la fotografía fija de la inglesa Julia Margaret Cameron y los recuerdos del ingreso a la industria del cine allá por los años 50, cuando el rodaje en estudios seguía siendo norma, aunque no por mucho tiempo más. Luis Puenzo rememora el paso conjunto por el negocio publicitario –medio que fue un auténtico laboratorio para la prueba y el error de muchos futuros cineastas, Solanas incluido– y el salto al primer largometraje en el cual Monti ofició de director fotográfico, Juan que reía, de Carlos Galettini. La lista de títulos en los cuales el “Chango” puso su firma llena unos cincuenta renglones, con trabajos notables para, entre muchos otros cineastas, Lucrecia Martel, María Luisa Bemberg, Bruno Barreto, Robert Duvall y Leonardo Favio, además de los mencionados Puenzo, Solanas y Stantic. Un breve apartado dedicado a los premios Oscar (Monti fue responsable de la fotografía de La historia oficial y El secreto de sus ojos) se entrelaza con el presente pre pandémico, alternando la filmación de Mamá se fue de viaje, de Ariel Winograd, con la preparación de la obra La farsa de los ausentes, estrenada en el Teatro San Martín durante la temporada 2017 con dirección de Pompeyo Audivert. Es entonces cuando puede verse a Monti en acción: callado, de ojos siempre inquietos, humilde en actitud y estampa, señalando la posibilidad de mezclar dos o más colores para mejorar la imagen o correr un poco un “fresnel” para que el escenario destaque toda su profundidad. En el final del rodaje, luego de un caluroso aplauso a su trabajo y figura, el plano lo muestra colocándose un morral en el hombro antes de caminar hacia la oscuridad. Otro día más de trabajo.
El Chango Monti y un homenaje merecido, respetuoso pero inquisidor, descubridor de una persona talentosa, asociada a grandes películas del cine argentino, convocado por nuestros grandes directores en realizaciones que en dos oportunidades merecieron el Oscar, con La historia oficial y El secreto de sus ojos. El comenzó en la época de oro del cine argentino, un camino que le facilito su famosa tía actriz y le permitió acceder a una realización mítica de Hugo del Carril, era la época en que este creador pensaba que lo suyo era la dirección de arte hasta que encontró su camino y luego fue formador de profesionales como un verdadero maestro. Y lo suyo abarca no solo el cine sino también el teatro y las series. Es fascinante estudiar su recorrido y conocerlo profundamente gracias a los testimonios de Fernando Pino Solanas, Juan José Campanella, Luis Puenzo, Lita Stantic, Ariel Winograd, Pompeyo Audivert. Y también sus reflexiones profundas, un hombre fundamental para directores, amado por los actores, aplaudido cuando termina una filmación. Las realizadoras Alejandra Martín y Paola Rizzi (también directoras de fotografía) nos dan un documental donde se adivina la admiración pero nunca se deja de lado la indagación sobre esta leyenda de la dirección de fotografía de nuestro cine, ni la búsqueda por descubrir su propia luz.
En una película, como en una obra de teatro, lo que no se ve es igual de importante que lo que sí se ve. Las luces y las sombras en un plano -o en un escenario-, los colores, el tono; y no sólo eso, hay mucha gente involucrada en los proyectos artísticos que están fuera de plano y hacen tan bien su trabajo que no hablar de ellos sería un pecado mortal. Félix Monti es una de esas personas. Chango, la luz descubre, dirigida por Alejandra Martín y Paola Rizzi, forma parte de la sección Retratos: Documentales de artistas de la 36ta Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Durante la casi hora y media de cinta, el espectador conocerá la vida y carrera de Félix “Chango” Monti, uno de los directores de fotografía más importantes del cine nacional. Trabajó en una enorme cantidad de proyectos teatrales, publicitarios y cinematográficos, que incluye Yo, la peor de todas (María Luisa Bemberg, 1990), Sur (Fernando “Pino” Solanas, 1988) y las ganadoras del Oscar La Historia Oficial (Luis Puenzo, 1985) y El Secreto de Sus Ojos (Juan José Campanella, 2009), entre varias joyas más. Es a través de verlo trabajar in situ en teatro (La Farsa de los Ausentes, Teatro San Martín, 2017) y en cine (Mamá se fue de viaje, 2017) donde se observa al maestro, autodidacta -porque en su momento se aprendía a prueba y error-, realizar su magia. Todo ese acervo adquirido a través de la experiencia sale, valga la redundancia, a la luz y logra una narrativa más allá de lo que el ojo de un ser humano común y corriente puede apreciar. El documental incluye también testimonios de reconocidos directores tales como Luis Puenzo, Lita Stantic, Juan José Campanella y Pino Solanas, todos alabando el trabajo del “Chango” y abriendo una puerta adicional hacia su metodología y las razones detrás de sus elecciones. Si se habla de un director de fotografía, el film tiene que estar a la par y sí que lo está porque con su montaje cuasi poético, entre el archivo y lo testimonial, es imposible no admirar lo hecho por las manos del maestro. Por último, es el propio “Chango” Monti que da su testimonio sobre las grandes diferencias entre trabajar en cine y teatro, y su afición y búsqueda de comunión entre ambas expresiones tan queridas por él. Y, la verdad, escucharlo hablar sobre sus proyectos es como escuchar a Borges hablar de literatura. Una obra maestra.