Chappie es un filme problemático. Muchos esperarán algo como Corto Circuito; no es este el caso, es algo mucho más sórdido. Varias veces se nos dice que el robot Chappie, es un niño, y vemos escenas donde aprende a robar, destruir, disparar y acuchillar; además de que él es engañado, golpeado y quemado. ¿No es eso abuso infantil y corrupción de menores acaso? El filme abre muchos interrogantes que no contesta bien y a veces no se define bien entre que quiere contar, como hacerlo y a quien. Por un lado es una película que está bien hecha, aunque con múltiples huecos de guion, y por otro lado es una película que aborda ciertos temas graves con una ligereza casi irresponsable. Sobre un esqueleto argumental parecido al de Corto Circuito, pero oscuro, un tanto pesimista y sórdido, vemos partes prestadas de filmes como Robocop y cierta búsqueda sobre la problemática de la vida artificial como en Inteligencia Artificial de Spielberg y en menor medida Blade Runner, pero sin llegar al nivel de profundidad de las anteriores, ni al nivel de emoción y originalidad de las mismas. Chappie es un filme que le falta un guion más sólido que enfoque el drama y los planteos, para tener una consistencia lógica y narrativa que le de unidad al relato y nos deje pensando; y aunque se puede disfrutar, no deja de ser un filme que no satisface del todo y que mientras más uno lo piensa, menos se sostiene a nivel narrativo y a nivel semiótico, a diferencia del filme de Spielberg por ejemplo, que en un segundo visionado gana más aún. Una gran oportunidad en buena parte desperdiciada, no es para chicos, y le falta para ser de adultos, no es ni chicha, ni limonada. Ciertamente tiene un efectos especiales fabulosos y es un filme entretenido e interesante, pero quizás lo mejor del filme sea la charla de café a la salida del cine si nuestro interlocutor es interesante en ver las problemáticas del filme, que la experiencia de verla en la sala de cine.
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