Qué difícil es explicar la trama de Chappie, la última película del director sudafricano Neill Blomkamp, sin irse por las ramas. Lo más importante es que la película tiene como protagonista a un robot que se llama Chappie (Sharlto Copley), el primer y único robot del mundo capaz de pensar y sentir por sí mismo, inventado por Deon Wilson (Dev Patel), que de científico loco no tiene nada.
Chappie -no el robot, la película- carece de un conflicto principal y claro que le dé estructura y unidad, y es por eso que termina siendo un surtido de conflictos mal articulados que se superponen torpemente hasta que se tropiezan, cayendo en un clímax flojo y terminando por resolverse de manera caprichosa, sólo para mostrarnos esa imagen tan cool del final. Es que Neill parece estar más preocupado por concederles la mayor cantidad de tiempo en pantalla a sus amigos Yo-Landi Visser y Ninja, miembros del grupo de rap new-rave sudafricano Die Antwoord, y por mostrar su particular forma de vestir y hablar, que de contarnos una historia que tenga pies y cabeza.
De hecho, Blomkamp debe haberse desorientado con todo el humo del cannabis que fuman los Die Antwoord y concibió una película que arranca bien, arriba, planteando una serie de interrogantes -aparentemente a desarrollarse- pero en el medio metió mucho soundtrack, bling-bling, bang-bang, boom-boom y se perdió, dejando de lado de todo lo que nos mostró en los 5 primeros minutos. Porque a ver, cuando una película empieza con una secuencia de montaje haciendo cierto planteo sobre la creación de la inteligencia artificial y luego aparece un cartel que dice “18 meses antes”, uno como espectador espera que lo que vaya a pasar a continuación sea, mínimo, un racconto de los eventos que nos llevaron hasta ahí y que, en algún momento, el pasado y el presente converjan, cerrando así una especie de círculo narrativo. Ah, y por qué no, alguna reflexión sobre algo no estaría tampoco nada mal. Pero bueno, Neill colgó y no cumplió.
Chappie se da el lujo de desaprovechar a Sigourney Weaver.
Y no sólo eso, Chappie, además de contar con las pésimas actuaciones de los Die Atwoord, se da el lujo de desaprovechar a una de las veteranas del sci-fi, Sigourney Weaver, y también de gastar unos millones de dólares para que Hugh Jackman interprete a uno de los villanos más ch@tos del cine de este año. Lo único que logró que mantuviera los ojitos abiertos durante 2 horas fue Chappie, un robot todavía más chuchi que WALL-E, con esas orejas-antena que se mueven como las de un tierno conejito. Qué ganas que me dan de apretujarlo y abrazarlo y besarlo y amarlo por siempre, como Elmyra a Bugs Bunny en un capítulo de los Tiny Toons.