El puente entre la música argentina y la uruguaya se ha tendido hace mucho, pero Charco es una película que lo aprovecha con imaginación, sensibilidad e inteligencia. Con Pablo Dacal, noble e inquieto cantautor criollo, como narrador, entrevistador y elegante maestro de ceremonias, el documental traza un mapa muy colorido de la canción rioplatense, con el foco puesto sobre todo en la tradición edificada a partir de los 60, cuando la explosiva aparición de los Beatles revolucionó el panorama cultural a escala planetaria. Los testimonios de los entrevistados son concisos e ilustrativos (Fito Páez se luce con una sintética explicación técnica de la "androginia musical" de Charly García). Y las intervenciones musicales, un enorme valor agregado, por su singularidad y su aplomo (acompañada por Fer Isella al piano, Vera Spinetta rinde un dulce homenaje a su padre con una versión delicada de "Quedándote o yéndote", del álbum Kamikaze, por citar apenas un caso). Aparecen muchos artistas -Jorge Drexler, Fernando Cabrera, Hugo Fattoruso, Gustavo Santaolalla, Palo Pandolfo, Daniel Melingo, Pablo Lescano, Ana Prada, Martín Buscaglia, Onda Vaga y Jorge Serrano, entre otros- y también la idea valiosa de rescatar la tradición, ya no con afán museístico, sino en su papel de "herramienta para encontrar la libertad", como afirma convencido el propio Dacal.