Además de haber sido una cantora extraordinaria, Chavela Vargas tuvo una vida de leyenda: lesbiana en una época -los años ’50- y un país -México- conservadores, presunta amante de Frida Kahlo y Ava Gardner, incansable bebedora de tequila, casi ahogada por su alcoholismo y, después de doce años de retiro, resucitada para alcanzar fama mundial. La australiana Catherine Gund y la estadounidense Daresha Kyi recorren esa fascinante historia de principio a fin.
El documental tiene una estructura clásica: testimonios de “cabezas parlantes” se entrelazan con imágenes de archivo, fotografías y registros -sonoros y fílmicos- de recitales de distintas épocas de Chavela Vargas. Como correspondía, la mayoría de las consultadas son mujeres: cantantes (Eugenia León, Tania Libertad, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe), su última pareja (Alicia Pérez Duarte), amigas. Una excepción es Pedro Almodóvar.
Y también está la palabra de la propia Isabel Vargas Lizano, rescatada de viejas entrevistas, para redondear -más allá de ciertas desprolijidades o algún testimonio que se extiende demasiado- un logrado retrato de una de las voces fundamentales de Latinoamérica.