Ellas contra el mundo.
En los dos años que pasaron desde que la subversiva Damas en Guerra tomó por sorpresa al mundo, los cines fueron testigos del abrazo femenino al lado más grotesco de la nueva comedia americana. Así es: terminó el monopolio masculino de los chistes cargados de drogas, sustancias desagradables y perversión masiva. Por eso, no extraña que tanto el director Paul Feig como la destacada comediante Melissa McCarthy, quienes fueron cruciales para aquella comedia supervisada por Judd Apatow, se hayan reunido y sumado a Sandra Bullock para tocar otro subgénero con la firma de los varones, en la comedia Chicas Armadas y Peligrosas (The Heat, 2013).
Tomando el aún vital subgénero de la buddy movie policial, la película presenta a la agente del FBI Sarah Ashburn (Bullock), quien es tan reglamentaria, detallista y capaz en su labor como es arrogante, solitaria y antisocial fuera de las horas de trabajo. Buscando deshacerse de ella, su jefe (Demián Bichir) la manda a Boston para desmantelar una organización de narcotráfico, argumentando que la considerará para tomar su posición si logra colaborar con otros. Por desgracia, al llegar a su destino ella no tarda en chocar con la oficial de policía Shannon Mullins (McCarthy), gustosa de aplicar la fuerza sin compasión y de lanzar tantos insultos como balazos.
Tras esa introducción, uno puede imaginar tranquilamente el resto de la historia, porque el guión de Katie Dippold (Parks and Recreation) no se desvía de la ruta usual del film de la pareja dispareja, desde el enfrentamiento de personalidades hasta la eventual formación del equipo imparable. Y, si bien una fórmula puede funcionar, la verdad es que ya no se puede tener mucha tolerancia con un libreto como el de esta producción, que toca cada uno de los puntos vistos en películas de los años ochenta y noventa. Su predictibilidad es tan grande, que uno incluso podría armar un juego, determinando las siguientes escenas con una precisión aterradora.
Pero, a pesar de que su argumento no pase de ser una pequeña versión ligera con estrógeno de Arma Mortal, el show sabe ser levantado por sus dos estrellas, quienes tienen una química decente. Por un lado, McCarthy repite su capacidad para el humor físico y el timing suelto que rindió en Damas…, así como en Ladrona de Identidades y ¿Qué pasó ayer? Parte III, aunque su personaje básico está empezando a gastarse con tanto uso. Mientras tanto, Bullock toma partes de su rol en Miss Simpatía y actúa como un buen rebote, la parte nivelada del dúo dinámico. Sumadas a la mano segura de Feig, las protagonistas hacen que Chicas Armadas y Peligrosas se vuelva un caso menor, de esos que entretienen por un par de horas, para luego despedirse de la mente apenas uno sale caminando por los pegajosos pasillos del cine.