Disney nos presenta, en el marco de sus documentales Disney Nature, una historia de chimpancés en su hábitat natural, África.
Como anteriormente en Felinos de África, la diferencia entre éste y otros documentales sobre animales salvajes, es que los protagonistas tienen nombre, y hay una narración en voz en off, que va tratando de hilar una historia. Lo que nos queda entonces, es una suerte de documental algo ficcionado, y con las partes más cruentas sutilmente narradas pero omitidas en la imagen, como para que sea más tolerable para los más chicos.
En esta oportunidad, seguimos a Oscar, un pequeño chimpancé con quien el espectador se encariña en breve. Su familia, las peripecias para sobrevivir, y aprender a ser un adulto, son lo que ocupará el centro de la trama de esta película.
El tratamiento de las imágenes, las escenas de caza o de peleas entre grupos de chimpancés adultos no son chocantes, sin embargo lo que se cuenta: la escasez de alimento, la intemperie, la muerte, en fin, la vida real de estos monos, seguramente no resultará grato para los más chiquitos, e incluso los niños un poco más grandes pueden encontrarlo algo angustiante.
Lo destacable es la belleza de las locaciones. La primera escena, que nos sitúa en el lugar, arranca con una imagen aérea de las montañas africanas, algo de una majestuosidad imponente.
El punto flojo es este género híbrido del pseudo-documental que queda a mitad de camino entre la historia ideal que pareciera querer narrarse, y la dureza de una realidad salvaje, que no tiene en cuenta la sensibilidad de posibles espectadores urbanos. Y mucho menos, de los niños. Así resulta siendo un poco historia, un poco informativo, pero con recortes, sin definirse claramente entre una y otro.
Párrafo aparte merecen las imágenes del equipo de filmación que aparecen en los créditos finales. Con mucho humor, muestran lo inhóspito de su trabajo, aunque se nota cómo lo disfrutan. Insectos, serpientes, lluvia, parece haberles pasado de todo. Casi como para hacer un documental sobre ellos.