Sin nafta
De series emblemáticas si las hay, el caso de CHIPS, que tuvo seis temporadas y una legión de seguidores en todo el mundo, se esperaba hace mucho tiempo una película. Y así como ya pasó con Starsky & Hutch, El Santo, Los Ángeles de Charlie y otras, el programa que seguía a dos policías motorizados en California, llamados Poncharello y Jon (Erik Estrada y Larry Wilcox, respectivamente), merecía una adaptación en pantalla, aún sabiendo que algunas cuestiones ideológicas y de tono del original iban a quedar viejas.
CHIPS: Patrulla motorizada recargada (CHIPS, 2017) protagonizada y dirigida por Dax Shepard, lamentablemente no está a la altura, tomando sólo el nombre y el uniforme tan característico de los personajes de la serie y construyendo una sucesión sin sentido de gags y escenas de acción, que resienten no solo la propuesta que trae, sino que, principalmente, le es poco fiel al programa en el cual se inspira.
Dax Shepard es Jon, acá presentado como un ex competidor de motocicleta que vive desnudo, drogado y aquejado por los dolores que sus 23 operaciones le siguen cobrando por cada pirueta que hizo en el aire en exhibiciones. Ridiculizado, exagerado, una serie de chistes relacionados a su cuerpo, su pene, el contacto con otros hombres, atrasan el discurso sobre la amistad entre hombres y el espíritu de buddy movie que se quiere presentar.
Por otro lado estará Michael Peña como Castillo, un agente del FBI que se infiltra en la patrulla motorizada para descubrir una banda de policías que asalta camiones blindados, y al ingresar, le pondrán como compañero al inexperto, y por cierto inútil Jon. Entre ambos desandarán los caminos de los otros policías, luchando contra sus propios miedos y fantasmas, pero también contra sus propias ambiciones y vicios. Poncharello (Michael Peña), la identidad que asume dentro del cuerpo de policías motorizados, será representado como un adicto al sexo, mujer que pasa a su lado se convertirá en su próxima víctima, aun sabiendo que ese contacto irrestricto le traerá más problemas que beneficios.
El film transita con un gran despliegue visual -cámaras instaladas en los manubrios de los vehículos, efectos especiales y explosiones y persecuciones por doquier-, cierto espíritu de la serie en cuanto a algunos zooms desprolijos para resaltar alguna escena, ó, la música característica del envío. Pero con eso solo no alcanza. El débil guion de Paul Kaplan y Mark Torgove, con amplia tarayectoria en la televisión, no logra alcanzar el mínimo indispensable para mantener en vilo a la audiencia y generar interés en lo que se cuenta, como tampoco la inexperiencia de Shepard detrás de cámara.
Ni siquiera las participaciones secundarias de actores como Vincent D'Onofrio (villano de turno), Kristen Bell o Adam Brody, logran remontar una anodina e irrefrenable apología a los malos hábitos, la escatología, el sexo, que podría haber funcionado si se la enmarcaba en un contexto propicio para las bromas y el humor. Pero por el momento el film se pone serio, se oscurece, y algunos destellos de luminosidad y color que se desprendían, terminan por enrarecer las atmósferas presentadas y el sinsentido acumulado.
CHIPS: Patrulla motorizada recargada desaprovecha cada una de las oportunidades que tenía, configurando un espacio que genera risa no por los gags o el slapstick que incluye, sino por su anacrónica y poco original propuesta, una verdadera falta de respeto para la serie en la cual se inspira y un insulto para aquellos que se acercan por primera vez a este universo.