Una relación de padre e hijo, un cuento sobre la memoria y otro cuento más raro: el de la relación que tenemos con la vista, cómo todo lo que es nuestra experiencia resulta visual, a veces de modo doloroso. Sin estridencias, con la distancia justa para combinar estos tres hilos, fuera de todo subrayado, Ciegos va más allá de su anécdota para hablar, metafóricamente, del propio cine.