Lila y la seño
Ciencias Naturales (2014) es la ópera prima de Matias Lucchesi, un relato de aprendizaje con forma de road trip y situado en la Córdoba invernal. Sigue la historia de Lila (Paula Hertzog), una niña de 12 años en vías de pubertad, y su maestra Jimena (Paola Barrientos), que la guía y asiste en la búsqueda por su padre, a quien no conoce.
La imagen inicial nos muestra a la niña trepando una antena oxidada de radio en medio del campo. Desprende una pequeña plata metálica con el nombre de la compañía. Es su única clave: sabe que su padre trabaja o trabajó para la empresa, y quiere encontrarlo. No obstante, por algún motivo regresa a su escuela pupila, sólo para frustrar a sus maestras con sus intentos de escape. La directora decide suspenderla, pero la maestra – entendiendo que la niña escapará de su casa y probablemente muera congelada en un nuevo intento de fuga – opta por ayudarla en su búsqueda. Si bien queda en claro por qué la maestra hace lo que hace, su grado de permisividad a medida que la búsqueda se prolonga casi roza lo inverosímil.
Así comienza el viaje de la seño y la alumna, a lo largo de varios pueblitos y a través de varias noches de desvelo automovilístico. La placa de metal los lleva a una constructora donde les atiende un capataz, la constructora los lleva a una oficina de registros donde la oficinista está más interesada en tener razón que en ayudarlos, la oficina los lleva al hogar de Arturo (Arturo Goetz), uno de esos personajes de pueblo que recuerda el pasar de cada extranjero y se entusiasma con la idea de ayudar a una causa grande.
La película posee una rica fauna social desperdigada a lo largo del viaje de Lila y Jimena, y junto a la gélida fotografía rural forman un pintoresco fresco del mundo retratado. Como en las películas de Lucrecia Martel o Lucía Puenzo, la sensación prevalente es que los realizadores poseen un conocimiento íntimo de cada uno de sus personajes, y que sus historias no podrían transcurrir en otro tiempo ni en otro lugar, sino que están arraigadas – románticamente, quizás – al pequeño gran mundo en el cual transcurre la película.
Ciencias Naturales es una película callada, pero no particularmente sutil. Está llena de símbolos obvios, pequeños tótems que los personajes intercambian para significar lo que no pueden o quieren decir (el inventario comprende la placa inicial, además de un disco, una veleta y una receta para no llorar al cortar cebollas). No hay espacio para la ambigüedad, lo cual parece un desperdicio, considerando que los actores son excepcionales, tanto Paula Hertzog, a la que ya habíamos visto en El Premio (2011), como Paola Barrientos, que parece haber nacido para interpretar a una seño que se debate entre ser pragmática o idealista. Luce el papel al guante.