Las luces se apagaron y comenzó la película. A mi lado un nene de dos años y dos meses (mi ahijado) que suele aburrirse seguido y se dispersa fácil no sacó los ojos de la pantalla durante todo el metraje.
Ese va a ser mi punto de análisis para Cigüeñas, película por la que no daba dos pesos y que me terminó sorprendiendo por lo entrañable de su historia.
Claro que no es la mejor opción animada y dista de ser el mejor exponente que ha ofrecido Warner pero cumple muy bien con su propósito: hacer pasar un muy buen rato a los chicos y que los adultos disfruten.
La ópera prima de los directores Nicholas Stoller y Doug Sweetland mantiene un buen ritmo que no decae en ningún momento pero tampoco sorprende.
Su mayor atractivo es lo que generan los bebés y el mix entre lo real y lo caricaturesco que consiguieron para la animación de los mismos.
También están muy bien logrados algunos estereotipos típicos de una oficina, detalles que serán únicamente identificados por el público adulto así como también algún que otro chiste sobre el “de dónde vienen los bebés cuando las cigüeñas no los traen”.
En resumen Cigüeñas es buen entretenimiento de calidad para los más chicos y que se deja disfrutar mucho por los padres.