Los fenómenos literarios son así, especialmente para los que nos quedamos fuera de ellos. Aparece un libro o una serie de libros (últimamente casi todos son series), se convierten en un material de lectura obligada en ciertos sectores dependiendo el tipo de material y se crean expectativas que muchas veces superan lo que el libro en cuestión en realidad tiene para ofrecer. Es cierto que nadie dijo que CINCUENTA SOMBRAS DE GREY fuera una obra maestra de la literatura ni mucho menos, pero se habían creado las “condiciones” como para esperar, al menos, un filme con alto contenido erótico, sexual, bordeando los límites del cine comercial.
Y, finalmente, cuando uno termina acercándose a la adaptación cinematográfica de esos libros la primera sensación que se tiene, salvo rarísimas excepciones, es: “¿Esto era todo?” Con CINCUENTA SOMBRAS... pasa eso: no es un filme muy malo ni ridículo ni impresentable. Es un filme menor, un poco tonto, más bien ñoño y lo más llamativo de todo, bastante aburrido. Insisto, no leí el libro pero imagino que debe tener elementos al menos más shockeantes que justifiquen tamaño éxito. De ser solo por lo que se ve aquí, no hay mucha tela para cortar…
50sombrasLa película de Sam Taylor-Johnson luce de principio a fin como un comercial de Dior y parece más interesada en los vestuarios, casas, autos y otros deleites de la vida del multimillonario Christian Grey que en otra cosa. En medio de todo eso, ya saben, hay un cuarto (el “playroom”) en el que el muchacho guarda algunos elementos que sirven para los más variados juegos sexuales, los únicos que pueden excitarlo, ya que no logra sostener una relación romántica como “la gente común”, tal como le exige Anastasia, su joven conquista.
Grey es un millonario al que la chica lo entrevista reemplazando a la periodista que originalmente iba a hacer la nota. Su inexperiencia y su timidez terminan cayéndole simpáticas al empresario (o eso parece ya que Jamie Dornan lucirá muy bien pero su rostro no tiene mucha más movilidad que sus pectorales y es difícil suponer si le pasa algo o si está pensando si no dejó el gas prendido en alguna de sus casas) y allí empezarán a tener una relación que avanza de una manera bastante particular.
50shadesEl, dijimos, tiene dificultades para sostener un romance convencional por algunos problemillas psicológicos y ella es una chica bastante inocente que se va metiendo en un mundo que le queda un poco grande: el de un multimillonario apasionado por la dominación y el S&M. Dakota Johnson es lo mejor de la película, dándole a Anastasia una combinación de inocencia, curiosidad y humor que saca al filme de su costado más moroso. Son algunas reacciones de ella las que logran que el asunto no se vuelva un largo comercial softcore de dos horas de duración con sábanas de seda, cámaras lentas varias y algunas sogas y cadenas. O un video largo de Beyoncé, que aporta varias canciones a la banda sonora, acaso lo mejor que tiene la película.
CINCUENTA SOMBRAS DE GREY está hecha de una manera cuidada y prolija, y por momentos uno desearía que explorara una zona algo más trash del mundo que dice mostrar. Casi sería preferible una mala película erótica que una prolija y aburrida historia que difícilmente excite a alguien que ha leído alguna Playboy en su vida. Lo curioso es que mientras la cultura erótica online crece y crece, su representación cinematográfica se vuelve cada vez más convencional y hasta pacata. La película no erotiza ni asusta, no transmite la sensación de peligro (sabemos que Grey preferiría no tener que despeinarse por nada) ni de sensualidad, con todos los planos medidos y cuidados a la manera de un actualizado Hollywood de los años ’30.
fifty-shades-of-grey-berlin-film-festivalNo hay gran misterio, finalmente, en CINCUENTA SOMBRAS DE GREY. El “misterio” podría ser, acaso, como una historia tan simple y hasta banal se convirtió en un suceso literario de dimensiones históricas. Imagino que algunas escenas del libro no están en la película (no, la del tampón no está) y entiendo que la lógica de la saga es hacer una franquicia aceptable para personas que tal vez nunca irían a ver películas un poco más osadas. En los ’70 este tipo de debates los generaban películas bastante radicales como EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS. En los ’80 estaba NUEVE SEMANAS Y MEDIA, que no era ni por lejos una gran película pero al menos generaba algunas fantasías eróticas. Nadie esperaba que Hollywood llegara a los extremos de un Nagisa Oshima, pero esta película me hizo extrañar a Adrian Lyne…