Chas chas en la colita
Tan ingenua como una canción infantil, la adaptación cinematográfica del best seller softcore archi consumido por mujeres de todas edades es un mediocre film erótico, excesivo en su duración y nada sensual desde la puesta en escena pseudo publicitaria acomodada a los cánones del convencionalismo pacato del cine mainstream.
Ningún análisis del relato amerita un esfuerzo teniendo presente las nulas pretensiones de esta película, cuyo objetivo es devolver a las fanáticas y sus fantasías a partir del texto un universo representativo a partir de las imágenes. Nada de eso se cumple durante el metraje que demora demasiado en ir al hueso del asunto: chico rico de 27 años, playboy multimillonario, propone a chica recatada y virginal un contrato de sumisión a cambio de atenciones, regalos y todo tipo de seducciones que hacen que la presa termine enamorándose.
Así las cosas, cuatro escenas de sexo, en la que intervienen algunas prácticas sadomasoquistas, complementan la película dirigida en piloto automático por Sam Taylor-Johnson y protagonizada por una pareja, la insulsa Dakota Johnson y el maderón terciado Jamie Dornan, con poca química y que hace sombra a la hora de interactuar en las secuencias tan sobrevaloradas como decepcionantes.
Claro que a nadie importa mucho lo que pueda decirse de este nuevo despropósito cinematográfico a caballo de otro despropósito literario que ya tiene asegurada la taquilla y la secuela para beneplácito de las fans e infortunio de una minoría que extraña el erotismo en el cine.