El sadomasoquismo sienta cabeza
Con esta película termina la trilogía de las sombras de Grey. Es decir, termina el sadomasoquismo chic, la veintena de canciones de fondo, todas olvidables, y el catálogo de enormes inmuebles, decoración, trajes, vestidos, autos de alta gama, helicópteros, aviones privados, celulares de última generación y demás cosas bonitas de alto costo.
Juguetes, sin embargo, esta vez se ven bastante poco. Es que la feliz pareja se ha casado, y ya se sabe que los matrimonios juegan cada vez menos. En cambio, la torpe muchachita de la primera película se va convirtiendo en patrona de la casa, y el marido, alias Guapo Pura Pinta, se va resignando.
¿Qué queda para cerrar la historia? Saber qué fue de la madre biológica del antedicho Grey, resolver la enojosa cuestión de Mr. Hyde, el resentido social, y tener hijos.
Lo de Hyde aporta algo de acción policial y mediano suspenso, y nos sorprende con un cambio de actitud del personaje de Anastasia, que al fin se muestra valiente y decidida.
Del resto, sólo cabe mencionar que en diversas escenas Dakota Johnson aparece bastante desnudita, pero esto a las espectadoras no les interesa demasiado.