Cuando vi 50 Sombras de Grey (2015) me sorprendí para bien pese a los prejuicios que tenía. Pensaba (en realidad lo sigo haciendo) que era una buena opción para rellenar tan solo un poco el erotismo vacante en el cine mainstream. Además, Dakota Johnson había estado muy bien en el papel.
El film fue un verdadero éxito y ahora llega la esperada secuela. Mis palabras son totalmente contrarias y me puedo resumir en una sola: ridículo.
Todo lo que me había parecido bueno en la primera entrega no solo que aquí no se encuentra sino que parecería que se trata de una parodia.
Empezando por la resolución inmediata (y muy tonta) del conflicto con el cual había terminado el capítulo anterior hasta el argumento inexistente por el cual deambulan los personajes en esta nueva aventura, 50 Sombras más Oscuras deja bien en claro que su única existencia es gracias a su fandom devoto y reaccionario.
No pude ir a ver la película en la función de prensa así que me tocó experimentarla un cine lleno de mujeres -seríamos 10 hombres como mucho en toda la sala- que no solo le gritaban a la pantalla sino que festejaban todo.
Es ahí donde debo reconocer que la película tiene algo que a mi se me escapa pero que cumple.
Está claro que las fans no ven a Jamie Dornan como el muñeco de torta que interpreta ni a Dakota Johnson riéndose de sí misma.
Hay química en la pareja, eso es verdad pero su entorno es tan malo que no pueden salvarse.
Kim Basinger no puede decir ni dos líneas de diálogo sin que el espectador se pierda en su cara con exceso de botox y en su ojo más grande que el otro.
Lo mismo sucede con Eric Johnson, que parece que está sacado de otra película.
Da todo muy berreta y ni siquiera las tan mentadas escenas de sexo se salvan porque no calientan ni un poco porque están filmadas con la misma habilidad que una publicidad de jabón en polvo.
El director James Foley solo puso la cámara y gritó acción. No hay criterio alguno y el montaje es desastroso.
La diferencia con la directora de la película original (Sam Taylor-Johnson) es demasiado notoria.
En definitiva, Cincuenta sombras más oscuras es sólo apta apara fans, y es la única salvedad que se puede hacer.