Recordando a una gloria.
Una camioneta con la ayuda de un poderoso altavoz anuncia la llegada del festival de cine itinerante de Mar del Plata al pueblo de Villa Cañas, el cual contará con la presencia de reconocidos directores cómo Mario Sábato, Cristian Bernard, Sebastián Hermida (el director de este film) y de José Martínez Suarez, un hijo del pueblo que regresa a su tierra natal con un claro objetivo: acercar y presentar a los más jóvenes su eterno gran amor: el cine.
José Martínez Suárez fue una gloria del cine Argentino. Director y guionista de películas como El crack (1960), Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), Noches sin lunas ni soles (1984), entre muchas otras. Después de dedicarle toda su vida a la gran pantalla, José regresa a la tierra que lo vio nacer en búsqueda de reabrir el viejo cine del pueblo, con el objetivo de recaudar dinero para una escuela; la misma en la que estudió cuando era chico.
Cine de pueblo, una historia itinerante (2015) es un documental que recorre el mismo camino que José, un camino lleno de memorias y recuerdos que él mismo va contando frente a cámara. Su paso por el colegio, las picardías de niño, el reencuentro con sus amigos, el cariño de su padre y, sobre todo, el romance por el cine, aquello que lamentablemente en Villa Cañas había dejado de existir. Y es así como las memorias de una vida pasada, van tejiendo una historia de amor, de herencias. Lo de José no es ningún capricho; él no quiere, sino que necesita que las nuevas generaciones conozcan y habiten el lugar que para él (y como para tantos otros) significó y sigue significando la felicidad.
Este es un documental realizado a forma de homenaje, por lo cual no considero la necesidad de exigir una fotografía menos mezquina o un hilo narrativo más atractivo. Es un documental que, a mí entender, está realizado exclusivamente para hacer llegar aquello que José pregona a lo largo del film, además de cumplir con la inmortalización de un ciudadano ilustre para Villa Cañas. Y es justamente esta aura nostálgica la responsable de validar una película que, de no ser por el amor de José Martínez Suárez al cine, no encontraría ritmo ni emoción alguna.
En síntesis, Cine de pueblo, una historia itinerante logra funcionar como un testimonio audiovisual de un personaje que le ha dado muchísimo a nuestra cultura nacional. Una inmortalidad bien merecida, y un grato recuerdo fílmico para toda la gente que lo supo apreciar.