Fascinante despliegue audiovisual
Mía es una joven solitaria que, paseando por una antigua feria de Las Vegas, se siente tentada a entrar a un viejo circo. Mientras va por su ticket, observa a un joven operario que está terminando de fijar los tirantes de una carpa y parece enamorarse de manera fulminante.
Resulta ser que el muchacho es el trapecista del circo, quien durante su actuación, se distrae por la presencia de Mía entre el público y cae. A partir de allí, comenzará la magia, el despliegue de imaginación, que significa la reunión de siete producciones del Cirque du Soleil, que se estrenaron en vivo en escenarios de Las Vegas.
Cuando el trapecista cae a la arena, se forma un torbellino por el cual se va hundiendo y Mía corre detrás de él. El resto de la película, dirigida por Andrew Adamson y producida por el experto James Cameron, es la búsqueda que emprende la joven en procura de encontrar a su amado. Así transitará por mundos no sólo lejanos, como dice el título, sino que a su paso se encontrará con mundos extraños, maravillosos, con personajes insólitos. Algunos la ayudarán en su viaje, otros la distraerán, y habrá también los que opondrán obstáculos y amenazas.
Con esta sencilla anécdota, en la que casi no hay lugar para las palabras, se abre ante el espectador el encanto plástico visual de estos profesionales del entretenimiento, que integran la compañía canadiense creada en 1984, en Quebec, por Guy Laliberté, y que se conoce en todo el mundo.
Escenarios extraodinarios
A las clásicas contorsiones, acrobacias, piruetas y graciosas payasadas, el Cirque du Soleil le incorpora un gran despliegue espacial en escenarios extraordinarios, con planos que giran, mundos acuáticos, trapecios que parecen colgar del mismo cielo, donde habitan personajes que parecen salidos de cuentos infantiles en los que abunda lo maravilloso.
El joven trapecista ha caído preso de fuerzas maléficas que lo tienen atrapado en situaciones de las que no puede liberarse y que le impiden moverse con libertad, mientras Mía lo busca por aquí y por allá... hasta que al final se encuentran y ambos, con su amor, consiguen superar las dificultades y acaso vencer a la muerte.
Todo lo demás es difícil de explicar con palabras, porque la clave del espectáculo es casi exclusivamente visual, aunque también tiene un gran protagonismo la música que acompaña el despliegue circense, destacándose particularmente un homenaje a Los Beatles, con algunas de sus más conocidas canciones.
Todo realzado con la tecnología 3D que consigue crear una atmósfera atrapante, que envuelve al espectador para atraparlo por un momento, aislarlo de la realidad cotidiana y transportarlo a esos encantadores mundos lejanos, de los cuales volverá saciado de buenas sensaciones, entonando aquella canción que dice “todo lo que el mundo necesita es amor”.