Diana Rutkus (codirectora con Andrés Habegger) reconstruye la historia de sus padres y su propia infancia. Con una mamá equilibrista y trapecista y un papá domador de leones y baterista que vivían trabajando en circos itinerantes. Hasta que llegó la decadencia del género y tuvieron que dedicarse a otra cosa, pero siempre acompañados por la nostalgia. Una mirada que es un verdadero homenaje a los cirqueros.