Cirquera

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

¿Autobiografía? Sí y no, ¿documental de archivo? Sí y no, ¿trabajo personal? Definitivamente sí. Aunque "Cirquera" se encuadre en una temática genérica como la del recorrido por el circo de antaño, es antes que nada una reconstrucción de una vida, los comienzos de la propia y el centro de la de sus antepasados, los padres. Hablamos de Diana Rutkus, co-directora junto a Andrés Habegger, y protagonista en escena y en off de este documental. Diana es hija de una trapecista y equilibrista y de un domador de leones, y nació en el medio del ”oficio”, asunto que se terminó a los cinco años cuando sus padres decidieron bajarse del circo y hacerse estables.
A la manera de Beirut-Buenos Aires-Beirut en el cual la actriz Grace Spinelli hurgaba en sus orígenes a través de su abuelo libanés; acá Rutkus pareciera tener asuntos sin resolver con su pasado y utiliza el formato documental como un modo compartir sus inquietudes junto a los espectadores.
"Cirquera" hace uso de todos los recursos esperables en este tipo de documentales, entrevistas, filmaciones caseras en súper 8, imágenes de archivo, fotos familiares; se percibe la intención de intentar integrar un collage con el cajón como en el que ¿todas? las familias guardan sus distintos recuerdos, con la salvedad de que en esta ocasión la familia es toda la troupe circense.
Se nos habla de la vida nómade – de sus virtudes y sus aspectos negativos –, de la gloria de un estilo de circo que ya parece estar extinto, de un modo de vida que lleva el espectáculo en la sangre, y de una historia familiar que necesita ser reconstruída. Todo esto se hace a la vez, en cierta manera, estos temas aparecen a través de anécdotas, entrevistas del pasado y del presente (en lo cual se extraña algún tipo de contraposición en persona), y en las voces en off que se suceden durante casi todo el trayecto.
De aspecto técnico formal y efectivo, "Cirquera" busca la emoción y lo cumple en varias capas, quienes disfrutaron de aquel circo sentirán cuanto menos nostalgia, la idea de que “el nuevo circo” (aquel de Cirque Du Soleil digamos para que se entienda) no le llega ni a los talones a lo que fue aquel de la troupe que viajaba por todo el país como una familia en casa rodante ronda la idea central. También hay emotividad por parte de la historia propia de la directora que busca reconocer en fotos a su papá y a su mamá y encontrarse a sí misma rodeada de personajes muy pintorescos, una suerte de viaje iniciatico lleno de incertidumbres que se irán resolviendo con el correr del metraje.
No estamos ante un documental perfecto, en algunos tramos puede parecer confuso, repetitivo, y hasta quizás desaprovecha algunos puntos fuertes como las valiosísimas entrevistas con los compañeros de sus padres que parecen no del todo explotadas y quizás aportan sensiblemente menos que otras que no revisten la misma importancia. Mi sensación es en este trabajo, muchas veces ocurre que cuando su eje es autobiográfico (se entiende la movilización que origina el punto de partida) a veces su extensión (en términos de utilización de material) es mayor de la que debería.
Pero aún así hablamos de un documental muy interesante, rico en anécdotas, con la emoción a flor de piel (como todo lo encarado desde lo personal), y de visión casi obligatoria para los admiradores de aquel circo; de seguro este, su público, lo disfrutará casi como el mejor de los números de aquél histórico espectáculo, aún con la nostalgia del tiempo que quizás no vuelva.