Las películas de adolescentes de estos tiempos siempre las considere livianas, banales y repletas de cliché pero la revisión de Ciudades de Papel (Paper Towns) hizo cambiar mi parecer o por lo menos este film si amerita una de devolución positiva.
Ciudades de Papel está basada en uno de los primeros libros del americano John Green -más conocido como el autor de Bajo la Misma Estrella- que retoma una vez más los complejos que viven los chicos de 16/17 años.
En esta nueva historia, Quentin (Nat Wolff) es un joven que desde pequeño ha estado enamorado de su vecina de enfrente. Con el paso de los años su amistad se diluye y mientras él se convertía en un outsider, ella, Margot (Cara Delevingne), era la dinamita a donde fuere. Un tiempo antes de graduarse Margot lo invita a una noche de aventura por la ciudad y ayudarla a vengarse de aquellas personas que la traicionaron en su corta vida. Pero al siguiente día Margot desaparece sin dejar pistas aparente, excepto para Quentin.
De acá en delante la película cambia el curso dejando atrás todos los lugares comunes que puede tener este tipo de historias para convertirse en un buen mensaje sobre la amistad, los cambios de etapas y el descubrimiento de uno mismo.
Ciudades de Papel no es tan liviana como aparenta.
El guión pone en valor las distintas clases de amigos de acuerdo a la edad y experiencia vivida. Existen amistades que perduran toda una vida pero en el camino vamos perdiendo al resto, como las compañías en la escuela o luego en la universidad. Caminos que se juntan y se bifurcan pero los momentos compartidos siempre van con uno.
Quien transita ese recorrido hacia la adultez ira evolucionando conforme a su deseo y sus proyecciones en la vida, y Ciudades de Papel traza todo ese camino con sutileza.