El melodrama amoroso adolescente ha crecido en estos años de una manera extraña. Son películas que, luego de las comedias de college o las sátiras sobre la secundaria, desean recuperar el romanticismo (a veces un poco ñoño) de amar a los diecisiete. A veces funciona, a veces no. En este film donde un joven se suma, embobado, al plan que una señorita tiene para vengarse de su ex y, tras la desaparición de la susodicha, trata de encontrarla siguiendo pistas, habla un poco de la inocencia que existe en esa edad donde los sentimientos se pintan en blanco y negro. No es un film demasiado original ni requiere serlo: lo que le da valor consiste en pintar a sus habitantes como personas que podemos encontrar a la vuelta de la esquina, incluso cuando el guión (basado en un best seller escrito a reglamento) incorpore bobadas y vueltas de tuerca mecánicas. Pero estos pibes caen simpáticos y convocan emociones. Hay algo para ver, pues, y eso se agradece.