Cuento de iniciación con moraleja
Cuando John Green publicó esta novela batió records de ventas, pero su éxito en la industria editorial se extiendió al cine cuando en 2014 se estrenó Bajo la misma estrella, la adaptación de su último trabajo que superó expectativas de taquilla.
La película es la transposición al cine de la tercera novela (homónima, por cierto, y ganadora del Premio Edgar, una distinción llamada así en honor a Poe y entregada por la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos) de John Green, un novelista norteamericano que es tan best seller como Stephanie Meyer o J.K. Rowling, sólo que no escribe dentro de los márgenes del género fantástico, como las autoras de las sagas Crepúsculo o Harry Potter, sino que su prosa se inscribe en un realismo, siempre dirigido específicamente al lector adolescente (lo que en el mercado editorial se conoce como Young Adults Fiction).
El encargado de dirigirla fue Jake Scheier (antes dirigió Un amigo para Frank, su primer largo, que aquí no se estrenó en cines), pero se repiten los mismos guionistas de Bajo la misma estrella, Scott Neustadter y Michael H. Weber, pareja que además escribió 500 días sin ella (aquella comedia paródica y algo canchera de 2009).
Quentin Jacobsen (Nat Woff) siempre estuvo enamorado de Margo Roth Spiegelman (Cara Delevingne). Quentin y Margo son dos adolescentes de Orlando que viven en la misma cuadra y fueron amigos inseparables en la infancia, aunque ya ni se saludan. Ahora él es el nerd que nunca falta a las clases y ella la diosa popular inalcanzable. Todo parece haber cambiado durante el curso de la escuela secundaria, pero una noche ella le pide que la ayude a vengarse de su novio infiel.
La de Green es una novela de aprendizaje, modelo al que se ajusta la película. Así, Quentin –pero también sus amigos Radar, Ben y Lacey (Justice Smith, Austin Abrams y Halston Sage, respectivamente)– intentan entender un poco más sobre la propia identidad y algunos de los grandes temas de la vida como el amor y la amistad. Es cierto que la “enseñanza” que señala la película queda más que explicitada y por las dudas subrayada, para que a ningún espectador se le pase de largo, pero se entiende que es justamente eso lo que se busca. En ese sentido, no se le puede cuestionar la coherencia.