La segunda película de Jimena Monteoliva, "Clementina", es una profunda obra que se vale de elementos fantásticos para tratar dramas mucho más terrenales y presentes. Jimena Monteoliva es una de las productoras de cine de género más reconocidas. Hitos como "Kryptonita", "Mujer Lobo", "Caito", o "Los suicidas", cuentan con su apoyo.
En 2015, debutó como co directora junto a la experta Tamae Garateguy en la adrenalínica "All Night Long/Toda la noche"; una película que ya planteaba un universo que Monteoliva parecía querer recurrir. En su primer opus individual, que fue presentado en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre hace dos años, y ahora alcanza un estreno comercial, confirma su estilo, tomar el género y expandirlo hacia otros horizontes para hablar de otras cuestiones.
No, "Clementina" no es un film similar a "All Night Long", por el contrario, la furia de aquella fue dejada de lado por un tono mucho más climático, pausado, opaco ¿En dónde está el punto en común? Su protagonista es Juana (Cecilia Cartasegna), una mujer víctima de violencia doméstica, que pierde un embarazo producto de esos golpes, y queda internada en un hospital.
Allí, luego de que su marido Mateo (Emiliano Carrazzone) se de a la fuga, una asistente social y un policía (Fabiola Bonelli y Felipe Llach) intentan convencerla de hacer la denuncia para poder librar una orden detención. No, Juana no lo denuncia, y regresa a ese hogar que compartían y que estaban refaccionado para que sea el núcleo del amor.
Cuando la mujer se instala nuevamente, comienza a oír voces y sentir una presencia perturbadora en ese hogar con mucha historia detrás. Monteoliva se toma el suficiente tiempo de esos 90 minutos para entrar en el clima del film. Plantea un juego en el cual las sensaciones de la protagonista van calando dentro del espectador. Sin dudas, se presenta un drama con ribetes fantásticos.
A medida que la historia avanza, el cine de género irá cobrando mayor fuerza, como esa sombra en el hogar. Cuando el arco dramático llegue al climax necesario, todo ese bagaje fantástico será funcional para un tercer explosivo y muy efectivo. "Clementina" es una película en perfecta coyuntura, realizada hace ya dos años, la violencia de género, lejos de ser un asunto superado, cobró más y más peso en el interés público.
Cuesta decir afortunadamente de la toma de consciencia, ya que en verdad el ideal sería que los índices bajasen. Los menos comprometidos podrán decir que es una propuesta oportunista; los más optimistas, que es una propuesta comprometida. Lo cierto es que el cine de género no tiene por qué quedar abstracto de la realidad de coyuntura, y "Clementina" es una muestra. Los simbolismos, el metalenguaje, aquí habla de utilizar al cine fantástico como motor para hacer una sutil propuesta de denuncia.
Denuncia que, despojada de sus elementos fantásticos, resulta verosímil, contundente, y audaz. Quizás "Clementina" no sea una propuesta para los que esperan un ritmo trepidante, ni el jump scare gratuito; todo es cuestión de atmósfera (repetimos, hasta un tercer acto más cargado y bienvenido) y sugestión.
Silencios, sonidos, colores oscuros, movimientos lentos, pausas, detalles en los objetos, diálogos funcionales, todo aporta a que entremos en lo que su directora nos quiere presentar. Monteoliva se presenta como una realizadora muy atenta a la construcción de los tiempos narrativos.
Acá el punto en común con "All Night Long", un universo con fuerte presencia femenina, y una narración en la cual los tiempos del relato son fundamentales. Cada una con una estructura diametralmente opuesta (en aquella, la firma de la salvaje Garateguy marca la impronta).
Deudora de algún cine fantástico de los ’70 que se emparentaba con el drama y jugaba con las sombras; y sobre todo del boom del J Horror allá por principios del Siglo XXI (recuerda mucho a Ju-On y Dark Water, los exponentes más conocidos, pero hay otros); el drama genera tensión, creando en el público una sensación de ahogo y opresión que lo será todo.
Cecilia Cartasegna lo da todo de sí; se carga el film al hombro y entrega un protagónico arrollador, cargado de dolor, sufrimiento, y temor (del fantástico por lo desconocido, y del real por esa pareja que la aprisiona). Una actriz muy expresiva que deja su marca distintiva. Es la interprete ideal para Juana. Emiliano Carrasone vuelve a demostrar estar a la altura, tiene con Cartasegna la química necesaria(no una química cómoda, se entiende); y hace que sintamos por él, lo que hay que sentir.
El elenco secundario también se siente sólido, con especial destaque de la siempre talentosa Susana Varela como una vecina con mucho para revelar. "Clementina" es una propuesta en economía de recursos, pequeña; pero que se hace grande en ese espacio. Utiliza los códigos que todos conocemos del terror sobrenatural, y los lleva al ámbito del terror más real.
El resultado crea un film que nos moviliza aún más cuando el horror es aquel que viven muchísimas mujeres a diario; y se convierte en un verosímil grito de dolor y ayuda.