La Ciencia Ficción es uno de los géneros más maleables para crear una historia, puede ser encarada de muchísimas maneras, y dentro de ellas los juegos temporales siempre han sido un atractivo ineludible tanto para los realizadores como para el público. "Cloud Atlas", "La Red Invisible" es una nueva muestra de este sub-género, aunque sus particularidades la hacen difícil de encasillar en un solo “lugar”.
Mucha era la expectativa y mucho se ha hablado respecto de la nueva obra del dúo de hermanos que en 1999 sorprendió a más de uno creando un nuevo ejercicio estilista en la Ciencia-Ficción con Matrix. Lo primero que hay que aclararle al espectador, si bien esta pelìcula tiene momentos de impacto visual, no encontrarán mucho del mundo de aquella película con Keanu Reeves y sus secuelas, quizás sí algo de la “plasticidad” de Meteoro en una de las historias, aunque mejor utilizada. Hay un tercer co-director además de Lana y Andy Wachowsky, Tom Tykwer, el alemán a cargo de "Corre Lola Corre" y la sub-valorada "Perfume", y este “atlas de las nubes” tiene mucho de él, por suerte.
En una extensa duración de 172 minutos, Cloud Atlas se propone contarnos seis historias a través de la historia del universo, de la humanidad; y si el proyecto suena de por más ambicioso, la puesta en escena también lo es.
No se puede adelantar mucho del argumento, los apuntes iniciales parecen simples y se irán complejizando. Cronológicamente, la primera de las historias se desarrolla en 1850, el notario Adam Ewing (Jim Sturgess) se embarca en un buque mercantil, ahí entabla relación con el Dr. Henry Goose (Tom Hanks) y con Autua (David Gyasi) un esclavo y eximio marinero. Pronto Ewing comenzará con preocupantes síntomas que Goose diagnosticará como un gusano cerebral al que solo él puede tratar. La segunda historia se desarrolla en la Bélgica de 1931, el novel compositor y gigoló Robert Frobisher (Ben Whishaw) abandona la cama de su amante y amor eterno Rufus Sixsmith (James D’Arcy) para terminar como asistente de Vyvyan Ayrs (Jim Broadbent) un artista que lo contrata para que componga la partitura de una canción con la que soñó, el sexteto Cloud Atlas del título.
Ya en los agitados años setenta, una periodista con una herencia pesada Luisa Rey (Halle Berry) comenzará con una simple entrevista que se convertirá en una peligrosa investigación que, al mejor estilo espionaje, desenmascarará un trama de corrupción petrolera.
En el 2012 actual, en Inglaterra, el lúcido anciano Timothy Cavendish (Jim Broadbent) será encerrado en un asilo familiar por su hermano (Hugh Grant) y emprenderá una hilarante fuga junto a otros residentes. Ya en un futuro relativamente cercano asistimos a un mundo mercantilizado en el que una suerte de clones son creadas para atender sin errores en un local de comida rápida coreano, pero en toda perfección hay fallas o secretos ocultos. Por último, más lejos aún (si!! pueden creerlo?) en una proyección post-apocalíptica, Zachry (Tom Hanks) y una suerte de emisaria de pitonisa, Meronym (Halle Berry) emprenderán un viaje en busca de revelaciones y salvación para su pueblo.
La narración no es expuesta de manera episódica, todo lo contrario, las historias van y vienen, se entremezclan y cuentan al mismo tiempo. Hay algunas que se conectan de manera más fuerte que otras; pero en sí son relatos independientes contados simultáneamente. Esta idea fácilmente podría haber llevado a la confusión, pero no, ese es uno de los grandes aciertos de Cloud Atlas, una vez entrado el ritmo, el espectador difícilmente se pierda.
Hay historias para todos los gustos, drama, comedia, acción, ciencia ficción futurista y apocalíptica, épico, suspenso; y aunque en varios tramos puede caer en la línea del ridículo, la verdad es que fluye muy bien. Todas los relatos, diferentes, confluyen en lo mismo, son historias de revoluciones libertadoras, más grandes o pequeñas, de acciones grupales o individuales; y ahí está su claro mensaje. Sin dudas, la cuarta y quinta historia son las más destacables.
Por lejos, lo más destacable será el trabajo de maquillaje, Hanks, Berry, Broadbent, D’Arcy, Grant, Whisnaw, y los no mencionados Susan Sarandon, Hugo Wiewing, y Doone Bae entre otros jugaran roles diferentes en cada historia, como si fuese una reencarnación, una historia cíclica, y la verdad es que cuesta identificarlos más de una vez.
Cloud Atlas es una película que puede gustar o puede ser odiada, pero no es el monstruo complejo que muchos esperaban, y ese ya es un gran punto a favor; las casi tres horas no serán tan graves para quienes se interesen por lo que se cuenta. Probablemente no sea la mejor película del año, pero sabe dosificar bien distintos momentos, y con eso le alcanza; sin dudas es una propuesta muy interesante.