C’mon C’mon. Siempre adelante (C'mon C'mon, 2021) es una historia conmovedora protagonizada por el versátil Joaquin Phoenix. El actor interpreta a Johnny, un periodista radial especializado en problemáticas sociales, quien por pedido de su hermana tiene que cuidar, por un periodo acotado, a su peculiar sobrino Jesse (Woody Norman). A su vez, Johnny debe realizar varias entrevistas en distintas ciudades para su empleo, por lo cual decide que, debido a los infortunios de su hermana quien debe asistir al padre de su hijo que padece problemas mentales, el niño lo acompañe en los viajes.
La película se divide estructuralmente en cuatro apartados que coinciden con las distintas ciudades norteamericanas que Johnny y Jesse (nótese que ambos nombres inician con la letra J) visitan: Detroit, Los Angeles, New York y New Orleans. En cada una de ellas, vivirán experiencias distintas y el vínculo familiar se afianzará cada vez más. Porque esa es una de las cuestiones sobre las que reflexiona el largometraje, sobre cómo son construidos y cultivados los vínculos en la actualidad, lo cual es representado mediante diálogos profundos y cotidianos, pero sobre todo con emoción. Allí donde un tío/un adulto le enseña a su sobrino/un niño, que la vida es sobre el aprendizaje, pero también sobre los sentimientos, ya sean de tristeza, alegría, decepción o asombro.
En este viaje en blanco y negro -puesto que por decisión estética de su director y guionista Mike Mills la película es en su totalidad monocromática, como si se tratase poéticamente de un archivo para el futuro- Johnny y Jesse se conocerán mutuamente y a sí mismos, afianzando esa relación que no solo reflexiona sobre el pasado y presente, sino también sobre cómo los jóvenes ven el futuro.
“Mike Mills había realizado antes una película inspirada en su padre (Beginners, 2010) y una película inspirada en su madre (XX Century Women, 2016). En C’mon C’mon, cuenta una historia que, en cierto modo, está más cerca de su experiencia de vida: una historia que ahonda en la riqueza, que casi nunca se explora, y en la complejidad de la relación entre los adultos y los niños. Al mismo tiempo, sondea un tema más global: la idea de que el futuro—de nuestra vida y el de la sociedad en general—depende de cómo nos comunicamos.”
En conclusión, C’mon C’mon es una película que con simpleza y sensibilidad reflexiona profundamente sobre los vínculos humanos y familiares (y su recomposición), las personalidades, los roles sociales, y sobre gran aprendizaje que puede obtenerse escuchando a otros.