El director de «20th Century Women» (2016) y «Beginners» (2010) nos vuelve a sumergir en un relato movilizante, emotivo y logrado sobre las relaciones familiares, las preguntas sin respuestas sencillas y los vínculos que nos unen a lo largo del tiempo. Mike Mills consigue conectar al espectador tanto con las emociones como con los conflictos más comunes y complejos que tenemos los seres humanos. Cuestiones tan universales como el amor, la identidad y la familia son tropos comunes que atraviesan su filmografía y que no solo trabaja con una sencillez y un sentido del realismo verdaderamente envidiable, sino que sus personajes parecen moldeados desde su propia intimidad haciendo que la sensación de «vida real» rodee a la historia. «C’mon C’mon» es su quinto largometraje, el cual fue producido y distribuido por la gloriosa compañía A24, que últimamente (y en lo particular, este mismo 2021) nos ha brindado una gran cantidad de historias que no parecen tener lugar en otros estudios o casas productoras.
En esta oportunidad, la película nos presenta a la familia de Johnny (un descomunal Joaquin Phoenix), un periodista con un programa radial, donde produce una serie de entrevistas o testimonios que le hace con sus colegas a distintos niños a lo largo y ancho de EEUU donde les pregunta sobre sus visiones sobre el futuro, sus opiniones sobre temáticas sociales modernas y diversos marcos influidos por la coyuntura, donde se da lugar a percepciones únicas y muy enriquecedoras sobre cómo los niños ven la vida cotidiana. En medio de su rutina laboral, su hermana Viv (Gaby Hoffmann) lo llama para ver si puede cuidar a su sobrino un par de días mientras ella atiende algunos problemas con su esposo. Así es como Johnny y el pequeño Jesse (Woody Norman) iniciarán un viaje por EEUU donde irán reconectando y trazando una relación más fuerte de la que tenían previamente.
Mills nos va introduciendo sus personajes de forma gradual y convincente, delineando sus actitudes y sus vínculos con el resto de los personajes, no solo de forma empática y objetiva, sino que le imprime al relato un realismo formidable. Incluso parece tomar ciertos recursos del documental para conectar las percepciones de los adultos contrastadas con la de los niños y para explotar ese registro testimonial que posee el trabajo del protagonista. Phoenix, cuyo talento interpretativo no resulta sorprendente a esta altura, redondea un performance contenida y matizada, donde su personaje parece querer combatir contra el dolor y el duelo que rodearon a su vida pasada, así como también la necesidad de recomponer la relación con su hermana de la cual se había distanciado.
La sinceridad con la que son abordadas las distintas temáticas que trata el film, así como también esa exquisita fotografía de Robbie Ryan («American Honey», «The Favourite», «Marriage Story») le dan un toque melancólico y un carácter al relato, embelleciendo la experiencia y, a su vez, dotándola de cierta autenticidad. Por otro lado, el trabajo del pequeño Woody Norman resulta una verdadera revelación, componiendo al excéntrico y peculiar Jesse, trabajando de igual a igual con Phoenix y construyendo una dupla maravillosa y arrolladora para encarar esta propuesta.
«C’mon C’mon» se posiciona entre las grandes propuestas cinematográficas del 2021 por su honestidad, su inteligencia narrativa y la osada (y a su vez extraordinaria) mirada de Mills como director. Una película de contradicciones y complejidades evidenciadas en la exteriorización de la mente humana, que reflexiona y nos lleva junto con sus personajes en un viaje introspectivo cargado de emociones.