A esta altura, Fatih Akin, es un director consagrado apenas con dos films importantes, quien ya tiene la posibilidad de dirigir lo que se le plazca.
Con Soul Kitchen, lejos de sus proyectos anteriores, deseó jugar con otro género, la comedia.
La historia es sencilla, un restaurant de comidas rapidas al servicio del publico trabajador de la zona, está a punto de cerrar, perseguido por el fisco y salubridad, Zinos no tiene otra alternativa que dar un vuelvo a su negocio. Su novia, una ricachona que debe viajar por trabajo insiste en que deje todo y la acompañe, pero Zinos, fiel a sus excusas, quiere valerse por sí mismo, desacelerando su relación, e invirtiendo su poco dinero y tiempo en generar cambios.
Cuando todo corria sobre rieles, llega de visita su hermano, recien salido de prision, debiendo demostrar que trabaja en su tiempo fuera de la libertad condicional que le fuese brindada. El hermano, es un bueno para atraer problemas a lo que se suma un chef de elaboración de calidad quien dá el golpe final a la busqueda de Zinos.
El cambio es rotundo, la cocina de Soul Kitchen (nombre del restaurant) ha cambiado por completo, las comidas, los clientes, el ambiente…
Con un soundtrack apabullante, el film entra en un clima de comedia y marginalidad tal que se logra una agil movilidad en el relato devenido en una experiencia “cool”.
No ha sido lo mejor de Akin hasta el momento, pero sí un cambio radical.