El nuevo filme animado, dirigido por Lee Unkrich, está sumergido en la cultura, la espiritualidad y el amor por la familia existente en México.
"Nadie ama la vida más que los mexicanos, porque somos muy concientes de la muerte. La belleza de la vida convive de cerca junto al único lugar al que todos vamos a ir. Todos estamos en un tren cuyo destino final es la muerte. Así que durante el camino en el tren, vamos a vivir, con belleza, amor y libertad".
La reflexión le pertenece al director mexicano Guillermo del Toro, tras ganar el Globo de Oro por "La forma del agua". Si bien el filme no tiene nada que ver con "Coco", ese vínculo dual del que habla el cineasta, de la vida atada a la muerte que no se teme, es uno de los atractivos principales de la producción de Disney-Pixar.
Si hay algo que sabe hacer la franquicia de animación más importante del mundo, es darle humanidad a cualquier historia. Con buen tino, en tiempos en los que los latinos se multiplican de a millones en Estados Unidos, con gran porcentaje de mexicanos, Disney-Pixar produce un filme dirigido por Lee Unkrich, que respeta sus tradiciones y se alimenta de ellas: todo el metraje está sumergido en la cultura, la espiritualidad y el amor por la familia existente en México, en una historia universal.
Miguel es un niño que tiene el sueño de convertirse en cantante, pero su familia se lo prohíbe porque odia la música. Cuando tiene la posibilidad de probar su talento en un concurso del pueblo, le rompen la guitarra y desesperado por tocar, el mismo día que se celebra el Día de los Muertos en México, entra al cementerio y roba la famosa seis cuerdas de su ídolo Ernesto de la Cruz. Pero cuando las toca, mágicamente viaja a la Tierra de los muertos, encontrándose con sus familiares fallecidos. Sus antepasados lo recibirán pero se enojarán cuando él pida su bendición para transformarse en músico, por lo que Miguel se quedará en el lugar, buscando a su tatarabuelo, única persona que le daría el visto bueno a su sueño. Allí, conoce a Héctor (voz original en inglés y español de Gael García Bernal), un simpático vagabundo que lo ayudará a conseguir su objetivo.
Con una ambientación muy bien lograda y una historia conmovedora, "Coco" atrapa desde su universalidad sobre la familia, hasta sus peculiaridades (comida, costumbres, folclore), sus colores y su trabajo digital.
Si bien podría observarse que guarda algunas semejanzas con la historia de "Moana", anterior producción de Pixar en cuanto a la búsqueda de raíces, "Coco" es, por fuera de su carácter familiar y género animado, uno de los grandes estrenos de 2018.