Coco

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Coco”: un emotivo y lúcido tributo a México
Se trata de un formidable, cálido y respetuoso homenaje a la cultura mexicana, muy lejos de lo que podría sospecharse como una “americanada”.

Sobre la rica tradición mexicana del Día de Muertos, ¿podía haber un dibujo tan bueno como "El libro de la vida"? ¿Y que además fuera tan emotivo como "El rey león", hasta ahora también rey de los pañuelos de papel? ¿Y que sea un dibujo divertido, colorido, poético, y cumbre de la animación digital? Bueno, acá está.

Y suma otros méritos: devuelve la corona a Lee Unkrich, el director de "Toy Story 3"; afirma la presencia latina en Pixar, desde el codirector chicano Andrés Molina para abajo; destaca el valor de la familia y los recuerdos y, en particular, rinde formidable, cálido y respetuoso homenaje a la cultura mexicana. Seis años anduvo esta gente visitando pueblos, fiestas, museos, talleres de artesanos, consultando asesores, seis años, y recién después hizo el dibujo, con esqueletos fiesteros al modo de José Guadalupe Posada y el primer Walt Disney; alebrijes como dragones alados, "cameos" del Santo y otras glorias, caminos de luminosas flores de cempasúchil (gran momento Pixar), pilares de la música ranchera en el estilo de Jorge Negrete y Pedro Infante, y hasta un perro zoloitzcuintle, de esos sin pelo, tan feo que parece lindo.

Conviene atender el arreglo musical del comienzo y la breve historia inicial con papeles recortados. En la presentación de personajes y conflicto, suspender el miedo lógico a que esto sea apenas otra americanada de tantas. Ese miedo se diluye a los pocos minutos, cuando empiezan las andanzas de un niño de asombro en asombro, la alegría, el suspenso, las canciones bien colocadas, los giros argumentales y secretos revelados, y recién hacia el final la razón del título de la película, lo que impulsa una relectura, potencia la emoción, y no debería contarse para nada.

Tras eso hay dos o tres finales, a cuál más lindo, y después de unos créditos infinitos viene el remate, que no es un chiste sino que pega hondo. Pero hay que verlo en el cine, porque en pantalla chica no se aprecia. En síntesis: peliculón para todas las edades (y también para grandes que ya están pensando cosas de grandes).