La película ganadora del festival de Sundance
La remake del film francés “La familia Bélier” (La Famille Bélier, 2014), producida también por Philippe Rousselet, adapta ideas y mantiene el nivel de emociones y genialidad de la original.
La historia de la familia sordomuda cuya hija menor es la única oyente, guía y ayudante del resto, es la misma del film francés. Sin embargo en esta puesta del director y guionista Sian Heder la historia es ambientada en Gloucester, Massachusetts. La familia Rossi es de clase trabajadora y se dedica a la pesca. Esta cualidad le suma obstáculos de comprensión a los padres cuando la adolescente les plantea su deseo de ir a la universidad.
Con ingenio y un agradable sentido del humor, CODA: Señales del corazón (2021) nos involucra emocionalmente con la familia en cuestión. Hay cierto encanto en la rutina laboral, el sacrificio del trabajo físico es “compensado” por el clima festivo que crea la familia en su barco pesquero. La dignidad del trabajo y la felicidad de la unión.
La narración nos ubica en el punto de vista de Ruby (Emilia Jones), la adolescentes que puede escuchar, hablar y cantar sin inconvenientes, y que observa como el resto se burla de la discapacidad de sus padres. Con inteligencia el film jamás nos hace sentir lástima por la familia sordomuda. Su carencia es una entre otras (también tienen carencia de dinero) y la actitud siempre alegre de superar sus conflictos, junto a sus personalidades extravagantes, invitan a empatizar con ellos.
Su padre Frank (Troy Kotsur) es todo un hombre limitado pero buen padre y esposo, su madre Jackie (Marlee Matlin, la actriz sorda ganadora del Oscar por Te amaré en silencio) y su hermano mayor Leo (Daniel Durant), conforman el estereotipo de gente tosca de pueblo, pero de un corazón inmenso. Ruby (Emilia Jones) es sin dudas una Rossi, pero contar con todos los sentidos la obliga a ser también la asistente de su familia. Cuando el profesor de canto (el mexicano Eugenio Derbez) descubre su talento para cantar y le ofrece el pasaje a la universidad, empieza su conflicto interno entre continuar ayudando a su familia o cumplir sus sueños personales.
Del mismo modo que en Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006) o incluso Billy Eliot (2000) estamos ante una producción donde la familia será el problema y la solución al conflicto. La integrante con posibilidad de progresar necesita del apoyo de su entorno. Un relato de superación como tantos otros, que toca la fibra sensible para lograr la emoción debida.
El profesor de música y el padre son roles fundamentales para la adolescente, por ser los tutores y guías espirituales, pero también para la película: personajes caricaturescos que aportan la cuota de humor y encanto con sus gestos y reacciones al film. Es que el eje del relato está puesto en la necesidad de comunicarse, y en ese punto la película hace un exquisito uso del sonido para escenificar el conflicto.
Todo se siente en su justa medida en CODA: Señales del corazón, una película que avanza por sendas conocidas y de igual manera sorprende y emociona.