En 2014 se estrenó la película francesa «La familia Belier», la cual resultó ser un éxito y obtuvo un buen recibimiento por parte del público y la crítica. Y como siempre sucede, en Estados Unidos ven una gallina de los huevos de oro y buscan explotarla para recrear el mismo resultado en su país.
Es así como el año pasado se estrenó «Coda», la remake norteamericana, la cual presenta varios puntos en común pero que buscó hacer propia esta historia. La misma se centra en Ruby (Emilia Jones), una joven de 17 años que es la única integrante oyente de una familia de sordos. Por esta razón, se convierte en un puente de comunicación entre ellos y el resto del mundo, principalmente para ayudarlos a llevar adelante un negocio pesquero. Sin embargo, también tiene sus sueños individuales: en el colegio se anota para formar parte del coro y ahí su profesor (Eugenio Derbez) la incentiva a seguir una carrera en la escuela de música. Esto la pondrá entre la espada y la pared, en donde deberá elegir entre encontrar su propio camino o seguir acompañando a su familia.
«Coda» nos ofrece una historia que nos conmueve, nos interpela, nos divierte y nos permite reflexionar sobre nuestros deseos y lo que estamos dispuestos a hacer por los demás. Habla sobre las responsabilidades, los mandatos sociales, las presiones, lo que se espera de nosotros, la necesidad de valernos por nosotros mismos, los prejuicios, la comunicación y la familia. Todo contado desde un tono ameno, que por momentos se torna más gracioso y por otros se vuelve más sensible y profundo. Esto lo sabe equilibrar de buena manera, sin caer en golpes bajos ni lacrimógenos, sino planteando realidades, no solo de una familia con características determinadas, sino como parte de una historia universal donde muchos se sentirán identificados.
Puede ser que por momentos caiga en la fórmula típica de este estilo de películas y que siga un camino un poco predecible o esperado, como enfrentamientos familiares, acuerdos y desacuerdos, pero esto no arruina al resultado final, ya que su capacidad de conmovernos, la dulzura que maneja, el trabajo del elenco y la construcción de sus personajes logran superar estas barreras.
El elenco realiza una labor maravillosa, haciéndonos creer que realmente son una familia y desplegando mucha simpatía y carisma, algo que permite empatizar con ellos. Todos hacen un gran trabajo para exteriorizar sus deseos y frustraciones y existen algunas interacciones muy divertidas entre ellos. Emilia Jones, quien compone a Roby Rossi, aprendió el lenguaje de señas durante 9 meses para poder desempeñarse en su papel; mientras que Marlee Matlin (a quien pudimos haber visto en varias películas o series previamente como «Switched at Birth»), Troy Kotsur y Daniel Durant, quienes hacen de los padres y hermano de Ruby respectivamente, son realmente personas sordas. Esto hace que no solo sea una película inclusiva por lo que cuenta sino también por la oportunidad que le da a los actores. Ellos ya habían trabajado juntos en la obra teatral «Spring Awakening», algo que afianzó su relación como familia. Cada uno tiene una personalidad y un deseo diferente, principalmente sobresale el de Leo (Durant), el hermano mayor de Ruby que quiere valerse por sí mismo pero no le dan la posibilidad para hacerlo porque creen que no tiene las herramientas necesarias o no va a poder comunicarse de forma efectiva. Existe una profundización de cada uno de ellos, no son un simple apoyo u obstáculo para la protagonista, que le otorga una mayor dimensión a la historia y la hace más interesante. También podemos destacar la participación de Eugenio Derbez como Bernardo Villalobos, el profesor de música que sirve de inspiración y detonante para Ruby. Su presencia le da visibilidad a los latinos y pone en el tapete las dificultades por las que otras personas también tienen que atravesar.
La banda sonora y sus canciones toman bastante protagonismo y acompañan muy bien las sensaciones del personaje principal, como también le permite expresarse, algo que de otra manera se le hace muy difícil. La ambientación y la fotografía agradable también ayudan a construir el clima del film.
Cada una de estas cualidades hicieron que la película sea tenida en cuenta para la temporada de premios, a pesar de ser una remake, algo que no siempre sucede. Es así como fue nominada a Mejor película y Mejor actor de reparto para Troy Kotsur en los Oscars. Veremos si terminan recibiendo algún premio, pero esto ya es todo un reconocimiento.
En síntesis, «Coda» es una muy linda película, que logra tanto conmovernos como divertirnos. Trata temas universales e inherentes a los vínculos familiares con los que podemos sentirnos identificados fácilmente gracias a la buena construcción de sus personajes, el tono ameno y el desarrollo de su historia, que puede ser un poco predecible pero no por eso menos efectivo. Una cinta que nos llega directo al corazón.