Kenneth Branagh tiene un rasgo estilístico interesante en la nueva faceta de su cine, construye de manera abrupta e inverosímil las relaciones amorosas y el amor por la patria al mismo tiempo. El director de Thor (2011) es un hombre con una fuerte formación teatral y saltó a la pantalla grande adaptando clásicos de William Shakespeare. La filmografía que marca su segunda etapa como realizador se caracteriza por tener una fe casi religiosa en una formula en la cual si dos actores lindos se encuentran e intercambian una sonrisa, automáticamente se enamoran y el espectador tiene que entenderlo de esa manera, punto. Quizás este director norirlandés de familia protestante sea uno de los últimos románticos del cine, o tal vez simplemente no sepa construir el romance, la cuestión es que el amor por el sexo opuesto y el amor a la patria (léase como “lugar en el mundo”) comparten la misma espontaneidad y Jack Ryan: Código Sombra, no escapa a la regla.
La nueva aventura de Jack Ryan , ahora interpretado por Chris Pine, es un homenaje a una época del cine estadounidense en donde los estereotipos eran un lugar de seguridad para la sociedad.
Jack Ryan es un personaje (también de origen irlandés) creado por Tom Clancy y llevado al cine por primera vez en La Caza del Octubre Rojo para luego ser interpretado por Harrison Ford en Juego de Patriotas y Peligro Inminente. Cabe aclarar que dicho personaje tuvo una participación poco feliz en La Suma de Todos los Miedos de la mano de Ben “por favor no seas Batman” Affleck.
Branagh usa como excusa a este personaje icónico del cine de espionaje de los 90´s para realizar una demostración de amor a esas películas. En el film hay mucho de nostalgia a una época en donde la sociedad norteamericana aún entendía a los villanos como personas con símbolos culturales, idioma y tendencias políticas completamente ajenas a las suyas. Una época en donde era imposible pensar en un compatriota como al enemigo. La amenaza era que estos extranjeros tenían la habilidad de infiltrarse en su propia ciudad mimetizándose con su entorno perfecto para destruirlo desde su mismo seno y el cine respondía a este paradigma entregando personajes que tenían el dilema de sacrificar su vida personal por la patria y “La Libertad” (palabra clave del adoctrinamiento cultura de la época).
Jack_Ryan_EntradaEstos héroes daban discursos que ningún ser humano puede interpretar como naturales y que eran acompañados de una banda sonora in crescendo. La poca información sobre la tecnología era aprovechada para generar suspenso y alimentar el fantasma del espionaje global, el montaje paralelo era el pilar fundamental para el clímax del metraje y el verosimil de los relatos se estiraba tanto como sea posible sin que se quiebre. Jack Ryan: Código Sombra tiene todo eso sumado a la óptica romanticista del director antes planteada. De hecho, la única actualización respecto a los personajes clásicos de los 90´s es la edad. Los héroes paternales pasaron de moda.
Aun así, Jack Ryan: Código Sombra, funciona como entretenimiento y a pesar de que se note cada parte de su armado y que el guión no tenga absolutamente ningún punto impredecible, resulta claro que la construcción cinematográfica Hollywoodense continúa vigente por haber encontrado una fórmula cuyo efecto en el espectador resiste tanto al tiempo como a las repeticiones y Kenneth Branagh lo sabe.