Es la economía, estúpido
15 libros, cinco adaptaciones cinematográficas como Juego de patriotas, Peligro inminente y La suma de todos los miedos en las pieles de Harrison Ford y Ben Affleck para hacer una pregunta incómoda: ¿Chris Pine no es demasiado madera para lucir el traje de Jack Ryan? Seguramente el creador de la saga, el ya fallecido Tom Clancy, amado y odiado por Hollywood a pesar de las enormes ganancias obsequiadas desde sus bestsellers a la industria, hubiese bajado el pulgar ante la horrible decisión de casting para reflotar a este personaje poco atractivo en lo que a espionaje cibernético se refiere y pasado de moda para el fantasma de la nueva guerra fría, que en realidad es caliente y solamente concentrada en la economía más que en la política.
Código sombra procura aggiornarse a los tiempos que corren para adentrarse en la financiación del terrorismo internacional a partir del juego en la bolsa de Wall Street desde el manejo de cuentas fantasmas que invierten en bonos del tesoro y especulan hasta el último segundo con una estrepitosa caída del dólar y la amenaza latente de una crisis económica parecida a la Gran Depresión si es que el astuto Jack Ryan no logra detenerla.
Geopolítica de manual de primer grado aderezada con insultantes dosis de patrioterismo barato hacen de este producto fast food un enorme hotdog incomible, indigerible y muy poco inteligente desde su planteo elemental, en una trama tan lineal como las curvas de Keira Knightley, aquí en el papel de la doctora Cathy Muller, interés amoroso con el plus de algo de participación dramática para exponer el punto máximo de debilidad de este improvisado Jack Ryan en su versión más patética.
El villano de turno no podía ser otro que un ruso resentido y para ese infortunado papel el director Kenneth Branagh sumó varios ceros a su caché confirmando que también el amante de Shakespeare hace cualquier cosa por dinero y en esta ocasión no pierde el pulso narrativo, aunque su escasa intervención en escenas comprometidas con la acción son precisamente escasas.
Muchas veces se dijo que el escritor Tom Clancy cuestionaba la forma en que Hollywood lavaba con moralina sus trapitos al sol y dejaba bien parado a todo estamento o institución gubernamental pero pareciera que los guionistas Adam Cozad y David Koepp hicieron caso omiso por escribir líneas o diálogos tan absurdos como indignantes.
¿Habrá más desaciertos con Jack Ryan como éste?