Juego de patriotas: Ryan inicia... de nuevo
Han pasado más de 20 años desde que conocimos por primera vez al agente Jack Ryan – 30 si tenemos en cuenta la novela original -. El personaje, creado por el escritor y ex agente de la CIA, Tom Clancy – fallecido en el 2013 – fue una especie de alter ego del autor, una versión estadounidense de James Bond, pero con un tono más realista y menos glamoroso. Ryan es hombre de familia, un agente de escritorio que solo entra en acción bajo circunstancias extraordinarias.
La primera adaptación cinematográfica, La Caza al Octubre Rojo realizada por el artesano del cine de acción de los ’80, John Mc Tiernan – Duro de Matar, Depredador – fue un sorpresivo éxito que ayudó a catapultar a la fama a Alec Baldwin y demostrar que Sean Connery seguía tan vigente como siempre, a pesar del paso de los años. Ryan fue el agente del fin de la Guerra Fría, pero en las posteriores entregas se enfrentó con enemigos más actuales: rencorosos miembros del IRA y el cuartel del narcotráfico colombiano. Esta vez, Ryan estuvo a cargo de Harrison Ford, quien sin duda es la cara más adecuada para interpretar al personaje.
Sin embargo, tras dos exitosas entregas dirigidas por el australiano Phillip Noyce, Ryan dijo adiós al cine.
Hace unos años se lo intentó resucitar con la cara de Ben Affleck en La Suma de todos los Miedos – Phil Alden Robinson – pero el poco carisma del actor y una floja adaptación la convirtieron en un fracaso de taquilla. El personaje nuevamente quedó archivado para las novelas.
2014: tras el éxito de las sagas de Bourne, la resucitación de James Bond con Daniel Craig, la magnífica Misión Imposible 4 y la discreta pero divertida Jack Reacher con Tom Cruise nuevamente, llega la hora de sacarle el lustro al personaje creado por Clancy y llevarlo al mundo actual.
JACK RYAN
Esta vez no se trata de un analista político sino económico, y el film se inicia con el reclutamiento “a la sombra” – de ahí su título original – de Ryan, un genio de las matemáticas, héroe herido durante la guerra de Afganistán, que pretende seguir siendo un patriota y luchar del lado de la CIA.
“Pero ustedes hacen torturas y matan gente discriminadamente”, acusa Ryan a su superior con el rostro de un envejecido Kevin Costner. “Ese no es mi departamento”, responde el comandante naval, para mostrar cierta conciencia “moral” de parte de Hollywood y lavarse las manos.
Resuelto el reclutamiento, Ryan tiene que evitar que se genere un nuevo atentado terrorista analizando las compras de acciones y depósitos bancarios de un empresario ruso, Viktor Cherevin.
Entre el thriller político setentoso y algunas secuencias de acción que imitan los modelos de cine de espionaje mencionados en párrafos superiores – al igual que James Bond, Ryan mata a su primer enemigo en un baño – esta relectura del personaje, se aleja del modelo Clancy, y de hecho es la primera historia no novelada por el escritor. Kenneth Branagh, alejado de Shakespeare y más cerca del cine mainstream hollywoodense, dota al relato de la suficiente fluidez y ritmo para volverlo un producto entretenido. Se extraña alguna escena con influencias teatrales – incluso Thor tenía un clásico conflicto shakesperiano en la relación del protagonista, su hermano y su padre – pero Branagh – que está filmando Cenicienta para Disney, manteniendo su afan por el cine mainstream – regresa a la actuación como el villano de turno, impostando un acento ruso que no suena forzado.
Film Review Jack Ryan
El resto del elenco es sobrio. Chris “Capitán Kirk” Pine, tiene un poco más de carisma que Affleck y puede llegar a futuro a ser una digna cara para el protagonista, mientras que la belleza de Keira Knightley y la solemnidad de Costner ayudan a mantener el interés de un film cuyo mayor mérito es que no decae en ningún momento, y que equilibra, al menos cinematográficamente y sin distracciones visuales, excesos de explosiones o secuencias de acción demasiado vertiginosas un guión con falencias y ciertas escenas inverosímiles con el contexto del relato.
Jack Ryan – o algo parecido - ha regresado, y si bien no está en completa forma, por lo menos no deja del todo insatisfecho al fan original.