Después de triunfar hace cinco años con “Ida”, aquella película que seguía la historia de una novicia a punto de recibir los votos y que se hizo con el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2014 (premio que le ganó a “Relatos Salvajes”, de Damián Szifron), Pawel Pawlikowski nos trae una sufrida y original historia de amor en la época de la Guerra Fría.
A pura elegancia, talento y melancolía, Pawlikowski vuelve a optar por el blanco y negro, en una pantalla casi cuadrada (4:3) para traernos las desventuras de Zula y Wiktor. Ella es una artista, aspirante a cantante que se presenta en un conservatorio donde él, excelso pianista, es uno de los encargados de elegir a los nuevos talentos. Desde 1949 (cuatro años después del fin de la devastadora Segunda Guerra Mundial) y hasta la década de los 60 veremos las distintas peripecias que deberán atravesar para mantener un amor que ninguno de los dos puede evitar.
Romances melodramáticos en películas hemos visto a montones, pero ninguno como “Cold War”. No sólo por sus contradicciones y una incomodidad explícita que rodea a los protagonistas y las situaciones, si no que también por la capacidad del director de convertir cada escena en una belleza. Otro de los aspectos en los que hace hincapié la cinta es las consecuencias sociales y políticas de la época, con la fuerte presencia del regimen soviético de Iósif Stalin, y su influencia en la esfera cultural, especialmente. Además, la acertada banda sonora también nos marca el paso del tiempo y la evolución de estos temas.
Mención especial para los protagonistas, Joanna Kulig, quien tiene estudios de canto, y Tomasz Kot. Ellos encarnan a Zula y Wiktor con una convicción notable y muy buena química. Con una factura técnica increíble y rigurosidad en los datos históricos, profunda, conmovedora y sin golpes bajos “Cold War” es un verdadero placer para visionar. El arte de un director sensible. Obviamente, nominada al Oscar por mejor película de habla no inglesa.
Puntaje: 8/10
Federico Perez Vecchio