Se encuentra muy bien contada, nos lleva a la Polonia de 1949, un país con el dolor de la II Guerra Mundial, ambientes sombríos, tristes, se muestra una sociedad llena de contradicciones, se van tocando varios temas políticos, entre el socialismo y capitalismo, también hay una historia de amor, pasión y desencuentros, entre Zulu (Joanna Kulig, “Las inocentes”, “Ida”), que se enamora del director de orquesta Wiktor (Tomasz Kot). Su desarrollo se traslada a Paris y Alemania con excelentes interpretaciones. Además está presente: el desarraigo y la cámara es testigo y protagonista que va reflejando lo que deja la guerra, con un muy buen montaje, planos y metáforas.
Este film tiene cierta similitud a “Ida” (2013) del polaco Pawel Pawlikowski, en su fotografía en blanco y negro, una película muy cuidada en la utilización de la banda sonora, iluminación, ambientación, entre otros elementos.