Adelantada a la época
“Colette: Liberación y Deseo” (Colette, 2018) es un drama biográfico dirigido por Wash Westmoreland (Still Alice), el cual también escribió el guión junto a Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz. Coproducido entre Reino Unido, Estados Unidos y Hungría, el reparto está compuesto por Keira Knightley, Dominic West (Mona Lisa Smile, Tomb Raider), Denise Gough, Aiysha Hart, Fiona Shaw, Eleanor Tomlinson (Isabelle en “Jack el Cazagigantes”), Shannon Tarbet, Ray Panthaki, entre otros.
Borgoña, 1892. Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley) es una chica de campo que mantiene una relación a escondidas con Willy (Dominic West), empresario literario mucho mayor que ella. Al año siguiente, Willy presenta en la sociedad de París a Gabrielle, que ya es su esposa. Por más que lo ama, Colette se da cuenta de las reiteradas mentiras de su marido así como de los exuberantes gastos en las fiestas, alcohol o apuestas. Al estar en una complicada situación económica, a Willy se le ocurre una idea: que Colette escriba para él novelas de Claudine, personaje que la joven utilizó para narrar su vida cuando iba a la escuela. Los libros se convierten en un éxito repentino y todo el crédito se lo lleva Willy, que al estar tan fascinado por la fama obligará a Colette a escribir más historias de Claudine cueste lo que cueste.
Por su trama puede parecer que este relato ya lo vimos en otras producciones como “Ojos Grandes” (Big Eyes, 2014), “Mary Shelley” (2017) o “La Esposa” (The Wife, 2017), que en nuestro país se estrenó hace unas semanas. Aunque “Colette: Liberación y Deseo” parece ir hacia ese mismo camino en donde el hombre toma autoría de obras que no le corresponden, el filme va mucho más allá, logrando distinguirse por sobre las demás películas de época.
Y si pensamos en este estilo de filmes, qué mejor que tener a Keira Knightley como protagonista. Después de verla en “Orgullo y Prejuicio” (Pride & Prejudice, 2005), “Expiación, Deseo y Pecado” (Atonement, 2007), “Anna Karenina” (2012), entre otras, aquí se pone en la piel de la reconocida novelista y artista francesa. Su trabajo resulta notable gracias a la evolución que tiene a medida que pasan los minutos. Colette desarrolla un carácter y manera de pensar que en ese tiempo era inimaginable. No se queda de brazos cruzados ante los variados engaños de su esposo, sino que lo confronta cada vez que puede, otorgando peleas que constituyen algunas de las mejores escenas de la película. Dominic West también se destaca al encarnar a un hombre que más que el amor le interesaba el negocio y usaba a la mujer para su conveniencia.
Da bronca ver cómo Willy desprestigiaba a su mujer, haciéndola sentir que sus textos no valían nada por tener muchos adjetivos o ser muy femeninos, a la vez que justificaba sus affaires expresando que los impulsos están en la naturaleza del hombre y no pueden frenarse. Por otro lado, la cinta toca temas como la bisexualidad y la posibilidad de que una mujer pueda ser independiente al trabajar y ganarse su propio dinero, hecho que para la época era extraño así como que el sexo femenino se vista de traje y no siempre utilice vestidos o tenga el pelo largo.
Con un buen ritmo, música acorde y hermosa fotografía, “Colette: Liberación y Deseo” le hace justicia a la maravillosa vida de Gabrielle, una persona llena de valentía, audacia e inteligencia.